Colau paga 40.000€ a los okupas de Tres Lliris para que arreglen su local
La concejal de Valents Eva Parera asegura que la actitud de la alcaldesa favorece un "efecto llamada" que convertirá la ciudad condal en "un paraíso okupa"
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha pagado 40.000 euros a los okupas del local Tres Lliris, ubicado en la calle Nil Fabra del barrio de Gracia, para que lo arreglen y acometan distintas obras, según ha denunciado la concejal de Valents y candidata a la alcaldía de Barcelona Eva Parera.
«Los barceloneses no pagamos impuestos para mantener a los okupas y financiar sus fiestas», ha criticado Parera a través de un comunicado y ha dejado bien claro: «Con esta actitud lo único que consigue Colau y PSC es provocar un efecto llamada y convertir Barcelona en un paraíso okupa».
«Primero cedieron el local de Nil Fabra a grupos okupas», ha recordado Parera. Posteriormente, ha proseguido remarcando que esta decisión «le ha costado la imputación al concejal Eloi Badia por presunta malversación y prevaricación».
Tras criticar que el consistorio barcelonés permita a los okupas «todo tipo de fiestas que molestan a los vecinos», ha afeado que ahora «les paguen las obras». Por ello, ha sentenciado: «Okupar no es un derecho, es un delito».
Conflicto con los propietarios de la Casa Orsola
Sin embargo, esta no es la única polémica que rodea a la alcaldesa respecto a la vivienda. Recientemente, Lioness Inversiones, el fondo propietario de la Casa Orsola, anunció la interposición de una demanda contra Colau por «prevaricación, difamación, amenazas y coacciones».
Tras adquirir el edificio modernista, emplazado entre la calle Consell de Cent y Calàbria, el fondo envió un burofax a los inquilinos para comunicarles que una vez finalizaran sus contratos de alquiler deberían abandonar sus viviendas. Sin embargo, los inquilinos se movilizaron y reclamaron una renovación del contrato por un periodo de siete años y por el mismo importe de alquiler.
Ante esta situación, la alcaldesa de Barcelona decidió enviar una carta a los propietarios del edificio para reiterarles la voluntad del Ayuntamiento de mediar una renovación «inmediata» de los contratos de alquiler. Pues, según apuntó, dentro del edificio viven cinco familias a las que se les ha acabado el contrato de alquiler «sin que se les ofrezca la posibilidad» de renovación.
Así, aseguró que expulsar a vecinos «que llevan muchos años viviendo en el edificio y que han pagado siempre los alquileres fijados por la propiedad» para ofrecer alquileres de corta duración y a precios superiores a la capacidad adquisitiva de la población no es el modelo que necesita Barcelona.
Para la alcaldesa, estas prácticas promueven la especulación, incrementan la gentrificación y «atentan contra un derecho tan fundamental como es el de acceso a la vivienda», en un momento en el que considera que se necesitan alquileres estables y precios razonables.