Colau lanza una ofensiva para romper los pactos de PSOE y Ciudadanos
La lĂder de Catalunya en ComĂş mueve sus piezas en Madrid para volar los puentes con Cs aprovechando que PSOE y ERC han reabierto negociaciones
La política es construir y destruir. Se supone —sólo se supone— que los gobiernos tienden a lo primero, a la edificación, y que la oposición tiende a lo segundo, al derribo, lo cual no significa que, a menudo, la dinámica pueda ser exactamente la contraria. Un buen ejemplo: Ada Colau ha ordenado una ofensiva a su partido, Catalunya en Comú, para acabar cuanto antes con la alianza política de PSOE y Ciudadanos, «incompatible», considera, con el proyecto de gobierno progresista y con su aliado preferente (ERC).
Colau —y, en realidad, también Pablo Iglesias—observa con preocupación las buenas migas de Pedro Sánchez e Inés Arrimadas, que este pasado martes sellaron la voluntad de conseguir «futuros acuerdos» de cara a «la reconstrucción» de España. Así que ha lanzado un ataque contra Cs a través de su hombre en Madrid, Jaume Asens, el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos.
El hombre de Colau en Madrid —también de la confianza de Iglesias— se ha puesto manos a la obra para difundir que el programa de gobierno en vigor y el proyecto de Ciudadanos son «incompatibles», son «agua y aceite». Y para no dejar lugar a dudas sobre las alianzas deseables, Asens ha señalado explícitamente a ERC, con quien, asegura, «nos vamos a poner de acuerdo otra vez».
El pecado original de Colau
El hecho es que Iglesias intenta mantener el tipo institucional como vicepresidente segundo del Gobierno y no entrar al barro con Ciudadanos. Colau, en cambio, no ha tenido el menor inconveniente en buscar un doberman de su órbita contra Ciudadanos porque arrastra un pecado original esta legislatura: se convirtió en alcaldesa gracias a los votos de Manuel Valls (el candidato avalado por Cs) y, desde entonces, busca absolución. ¿Cómo? Buscando el acercamiento continuo a ERC.
«Nos encontraremos otra vez con ERC, como hicimos este miércoles», subrayó Asens en un mensaje difundido por Catalunya en Comú, en alusión a la votación de un decreto de Justicia con el apoyo republicano. Los de Iglesias y Colau también han puesto en circulación una propuesta para incomodar a Ciudadanos que consiste en implementar un impuesto a las grandes riquezas y están convencidos de que hallarán el respaldo de Esquerra.
Todo ello se ha producido de forma mínimamente coordinada con ERC, que en los últimos días ha retomado las negociaciones con el PSOE. Los republicanos viven un intenso debate interno, puesto que hay sectores partidarios de aparcar la alianza con el PSOE y hay otros que consideran que es más rentable muñir la vaca de Sánchez en busca de una futura reanudación de la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat sobre «el conflicto catalán».
El aval de Junqueras y el precio de ERC
Pues bien, los partidarios explorar la alianza con el PSOE han recibido el aval explícito de Oriol Junqueras para desandar el camino del voto negativo al estado de alarma y regresar a la abstención.
Y aunque el precio fijado por ERC de cara a la galería guarda relación con la mencionada mesa, la realidad es que los republicanos están dispuestos a firmar la abstención al estado de alarma si existe alguna concesión retórica de cara al diálogo soberanista y, sobre todo, si se produce un gesto claro de Sánchez en la línea de «cogobernar» la crisis del coronavirus.
«Las relaciones con el PSOE han mejorado últimamente. Si aceptan la descentralización del mando es posible volver a la casilla de la abstención», explica el entorno republicano.
El bloque de investidura
Ciertamente, las negociaciones entre PSOE y ERC se han retomado aunque nunca llegaron a estar completamente rotas, puesto que la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, siempre han mantenido contacto aunque no siempre ha sido fructífero.
No obstante, quienes conducen las conversaciones en estos momentos son los mismos que negociaron la investidura, con particular protagonismo de Adriana Lastra (PSOE) y Gabriel Rufián (ERC).
No quiere Sánchez que ERC desaparezca del mapa de aliados porque teme que a Ciudadanos le duren las ganas de pactar lo mismo que la llegada de una encuesta castigadora. Pero mientras no llega y a la vista de que unos y otros quieren tomar pastas y café, el presidente ha puesto a los camareros a tomar nota.
La escena desespera a Colau, preocupada porque el PSOE está respetando la distancia social con Ciudadanos y porque la ministra morada de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha mostrado dispuesta a pactar con Cs unos presupuestos de «emergencia». Alguien tiene que derribar algo para poner fin a la merienda y evitar que se convierta en merienda-cena.