El Cercle d’Economia homenajeará a Josep Piqué, el presidente que salvó su independencia
El exministro presidió la institución en dos ocasiones y marcó las pautas de su discurso en el 'procés', al que se oponía, pero defendiendo el diálogo
El Cercle d’Economia informó este jueves a sus socios, tras enterarse de la triste noticia de la muerte de Josep Piqué, de que el exministro será homenajeado en breve. Ni la fecha ni el formato están aun decididos, es pronto, pero la junta de Jaume Guardiola tiene claro que el que ha sido uno de sus más importantes presidentes merece un homenaje a la altura.
Miquel Nadal, director general del Cercle, explicó a Economía Digital que el deceso de Piqué a los 68 años es una noticia muy triste para la institución, así como una gran pérdida, y que ya han decidido que tendrá un homenaje, si bien todavía no han decidido los detalles. «Será pronto», aseguró. La reunión anual del Cercle se celebra entre el 29 y el 31 de mayo, por lo que podría coincidir.
La importancia de Piqué para esta institución de referencia en la sociedad civil barcelonesa y catalana es indudable. Dos personas claves la han destacado en conversación con este medio: el presidente hasta 2022, Javier Faus, y el propio Nadal, que trabajó codo con codo con Piqué entre 1996 y 2002, en el Gobierno de José María Aznar.
El exministro presidió el Cercle en dos ocasiones, algo insólito pues por estatutos, solo se puede cumplir un mandato, que además son cortos, de tres años. Pero su primero, de 1995 a 1996, no lo pudo completar al ser llamado por José María Aznar para ser ministro de Industria, por lo que podía optar a un segundo.
Piqué volvió a coger las riendas de la institución en 2011, y durante su mandato, que duró hasta 2013, en Cataluña se inició el procés. Tras la multitudinaria manifestación del 11 de septiembre de 2012 en Barcelona, Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, que tenía agendada una reunión con Mariano Rajoy, pidió al presidente del Gobierno un pacto fiscal. Ante la negativa del gallego, convocó elecciones con la promesa de celebrar un referéndum. Mas volvió a ganar, aunque perdió 12 escaños, y terminó haciendo la consulta del 9-N de 2014.
El órdago catalán tensionó la junta del Cercle d’Economia de una manera que nunca había vivido hasta esos momentos. Había de todo en la junta, desde soberanistas y cercanos a CiU como Artur Carulla, Ferran Rodés, Marc Puig, Joan B. Culla y Francesc Homs Ferret, hasta empresarios cercanos a las posiciones del PP como José Manuel Lara, Josep Oliu y Amancio López Seijas, pasando por perfiles más académicos como Antón Costas y Josep Ramoneda, más equidistantes.
También estaban en esa junta Javier Faus, entonces un joven empresario, y Miquel Nadal, su mano derecha en los gobiernos de Aznar, y vivieron el conflicto muy de cerca y con miedo de que la institución se partiera por la mitad. «Estuvo a punto de tener una crisis importante en la junta, porque algunos miembros no estaban de acuerdo con la posición del Cercle, pero la superó y consiguió mantener la independencia”, relata Faus.
Nadal coincide en que el Cercle vivió momentos difíciles pero que pudo superar, en gran parte, por la capacidad de Piqué para lograr consensos: «Era una persona ambiciosa, pero también muy pragmática. Para él lo importante era avanzar aunque no llegase exactamente donde él quería». Por ello, añade, logró pacificar la institución. «Lograba consensos», agrega Faus.
Fue, pues, un gran negociador que consiguió poner de acuerdo a personalidades, intereses e ideologías tan distintas. Siempre defensor del orden institucional y constitucional -siguió siendo militante del PP hasta su fallecimiento-, apostó por la resolución del conflicto catalán desde la base del diálogo sin posiciones maximalistas ni inmovilistas y sin ser el brazo armado de ninguna de las por partes. Es como él entendía la política, porque entendía que «si partes de posiciones dogmáticas y de no ceder, no llegarás a ningún sitio», relata Nadal. Eso sí, fue duro con los políticos al pedirles responsabilidad.
También modernizó el Cercle, asegura el actual director general, porque «era una persona muy valiente, en el sentido de osada, y puso a gente muy joven en la junta». «No le daba miedo innovar y dar responsabilidad a los jóvenes», concluye Nadal, a quien nombró como su jefe de gabinete en el Ministerio de Industria con 35 años y como secretario de Estado de Exteriores con menos de 40.