Casado sube la apuesta tras el primer pulso perdido con Rivera
El PP trata de recuperar el protagonismo perdido frente a Cs en el pleno de arranque de la legislatura con una denuncia contra los presos independentistas
El martes, solo el líder de Cs, Albert Rivera, protestó durante la sesión constitutiva del Congreso por la forma en que los diputados de Junts per Catalunya (JpC) y ERC -incluídos los cuatro en prisión preventiva-. Perdido ese primer pulso a manos del jefe de filas de Cs, que maniobra para significarse como líder de facto de la oposición constitucionalista, el PP de Pablo Casado intenta recuperar el terreno perdido en la particular carrera por liderar la batalla contra el independentismo, exacerbada dada la carrera electoral y la competencia de Vox, y este miércoles anunció acciones contra los diputados procesados. Eso sí, no en el Congreso, sino en los tribunales.
Los populares presentaron una denuncia ante la fiscalía contra Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull por los vídeos que los cuatro líderes independentistas procesados por el Tribunal Supremo (TS) grabaron el lunes en el Congreso, al que acudieron para efectuar los trámites previos al pleno del día siguiente, vídeos que luego fueron difundidos en redes sociales y medios de comunicación.
En el auto en el que autorizaba la visita del lunes de los cuatro a la Cámara Baja se especificaba que ninguno de ellos podría aprovechar el permiso ni para celebrar reuniones de trabajo ni para asistir a «compromisos de comunicación pública y prensa», y el PP entiende que con la grabación y difusión de los vídeos los procesados contravinieron las órdenes del tribunal, y que las declaraciones que hacían en ellos constituyen un «ataque y vilipendio de carácter infamante a la imagen y prestigio de la Nación española».
Casado y el perjurio
Eso, por lo que respecta al lunes. Pero además de la denuncia a la fiscalía, Casado quiso compensar su mutismo durante la sesión constitutiva del Congreso, que la dirección del partido justifica alegando que su presidente «no es un jabalí parlamentario». Así que, durante una visita a Barcelona, dijo que su partido piensa «analizar» las fórmulas utilizadas por los independentistas para jurar o prometer la Constitución para ver si pueden ser consideradas formas de perjurio, entendido este como el acto de «jurar sabiendo que se hace falsamente o de manera ofensiva contra la legalidad», y son susceptibles de constituir alguna «irregularidad penal».
Claro que la figura del perjurio, como admitió el propio líder del PP, no existe de momento en el Código Penal español. El delito más parecido es el de falso testimonio, pero este es aplicable solo a un testigo que falte a la verdad en una causa judicial. Así que lo de Casado por ahora no pasa de brindis al sol.
También Vox, el otro gran motor que alimenta el nerviosismo del PP, amagó este miércoles con ir a los tribunales. Para los de Santiago Abascal, cuya forma de protesta el martes consistió en golpear las mesas para hacer inaudibles los acatamientos de la Constitución de los independentistas y de los comunes, las fórmulas que utilizaron los primeros constituyeron, más que un acatamiento, un «ataque» a la Carta Magna.