Casado esquiva a la dirección del PP para tener las manos libres con Sánchez
Suspicacias entre los dirigentes del PP por el aplazamiento del Comité Ejecutivo Nacional, que temen que el Gobierno haga rehén al partido
El líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha decidido aplazar una semana la reunión del Comité Ejecutivo Nacional que se iba a celebrar este martes para analizar el nuevo rumbo del partido tras su abrupta ruptura con Vox en la moción de censura. En su lugar, los populares celebrarán la comisión de seguimiento del Covid para centrarse en la pandemia.
La decisión podría pasar desapercibida si no fuera porque en la ejecutiva se iban a dirimir aspectos tan importantes como la nueva estrategia del PP tras su giro al centroderecha, la vuelta al diálogo con el Gobierno y las negociaciones sobre el estado de alarma, la renovación del Consejo General del Poder Judicial o los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
Los populares retoman la senda del bipartidismo y vuelven las comunicaciones Moncloa-Génova tras meses de aislamiento a Pablo Casado. El presidente Pedro Sánchez no descolgaba el teléfono y los populares estaban “hartos” de enterarse de todas las decisiones que toma el Gobierno por la prensa. “No contaban con nosotros”, hablan fuentes populares en pasado.
A partir del jueves, se abrió un tiempo nuevo en el PP, o eso creen sus dirigentes. Casado buscaba volver a ser el interlocutor principal del PP.
Sin embargo, la llamada que mantuvo con el presidente este domingo y el hecho de que haya aplazado la ejecutiva mientras el partido negocia la aprobación del estado de alarma con el PSOE ha levantado suspicacias entre algunos dirigentes. Algunos ya aconsejan “tener cuidado”, “ir con pies de plomo” y «no caer en sus trampas”.
Estado de alarma de 8 semanas
Casado condicionó este lunes su apoyo al estado de alarma a que no dure más de ocho semanas, lo que permitiría «salvar» la campaña de Navidad, y a que se apruebe «de una vez» un marco legal a través de una modificación de la Ley Orgánica 3/86 de medidas especiales en materia de Salud Pública que podría estar lista ya en diciembre.
Los populares llevan exigiendo al Gobierno la reforma de las leyes sanitarias desde abril, para no tener que decretar el estado de alarma sine die.
En agosto registraron la propuesta en el Congreso y se tumbó tras el anuncio de la desescalada, cuando el Gobierno habló de normalidad y decidió irse de vacaciones.
La actual estrategia del PP pasa por negociar con los socialistas la reforma de estas normas sanitarias para evidenciar que el Gobierno se equivocó a la hora de gestionar la pandemia, sobre todo, porque ya estudió y tanteó al PP meses atrás para la aprobación de esta medida.
«Llegamos a un acuerdo», desvelan fuentes populares conocedoras de esas reuniones, entre el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la vicesecretaria de Política Social del PP, Ana Pastor.
La desconfianza a meterse de lleno en unas nuevas negociaciones ha venido este lunes por la contestación de la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, quien cerró la puerta a Casado asegurando que «el PP debe de abandonar todas sus condiciones».
Con motivo de la Conferencia de Presidentes, Darias, en rueda de prensa, dinamitó la conversación mantenida entre Sánchez y Casado el día anterior.
Horas antes, Casado decía que esperaba volver a hablar esta misma semana con el jefe del Ejecutivo, quien lo que quiere es un estado de alarma por un periodo de seis meses, hasta el 9 de mayo.
Negociación discreta
Esta semana, PP y PSOE retoman los contactos. La negociación «será discreta», comentan desde el PP. Los asesores de Pedro Sánchez, Iván Redondo, y Pablo Casado, Pablo Hispán, tienen hasta el jueves, que previsiblemente se discuta la aprobación del estado de alarma en el Congreso, para negociar un término medio -ni 8 semanas, ni 6 meses- para escenificar un amplio consenso, también con el resto de grupos que conforman la Cámara.
Hasta el momento, el Gobierno de coalición tendría a tiro los apoyos de Ciudadanos, PNV, ERC y Pdecat. Fuentes de Moncloa aseguran a Economía Digital que el Gobierno está dispuesto a “rebajar el plazo” si con ello obtienen una mayoría amplia de apoyos en el Congreso.
Si Sánchez consigue el ‘sí’ de una mayoría abrumadora en la Cámara con el apoyo del principal partido de la oposición, ganaría tiempo y cobertura jurídica para poder aprobar normas y gestionar la pandemia sin oposición alguna.
El temor a una «trampa» de Moncloa
Pero, el acuerdo no contenta a algunos populares quienes advierten que podría tratarse de una “trampa”. Si el partido de Casado dice ‘no’ al acuerdo, los socialistas volverían a encasillarles con Vox y a quedarse aislados en las futuras negociaciones, sostienen. Pero si los populares acceden a los deseos de Sánchez, le entregarían la oposición al partido de Santiago Abascal.
Todo se dirimirá este martes en la reunión del comité de seguimiento del Covid. Antes de la cita, algunos barones no han podido evitar pronunciarse alertando a su presidente públicamente. Es el caso del gallego y referente popular, Alberto Núñez Feijóo, quien ve «demoledor» un estado de alarma porque «se carga el consumo» en Navidad y «cierra» Semana Santa.
La incombustible presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también pone pegas al estado de alarma asegurando que «es un fracaso».
La madrileña sigue la línea crítica con Sánchez en un momento delicado donde el partido se encuentra virando. Habrá que esperar hasta el jueves para comprobar si la estrategia de Casado, sin la opinión de su ejecutiva, surte efecto y si el PP constata un acercamiento al Gobierno de coalición, que tanto ha despreciado meses atrás.