Casado busca en Valencia la reunificación del centro derecha
El PP va a por Vox: “Cuando estemos en el Gobierno, Abascal desaparece” , señalan fuentes del partido
El Partido Popular se viste de gala para celebrar su Convención Nacional que se divide en pequeños actos por distintas comunidades durante la próxima semana y tendrá su colofón en Valencia. Pablo Casado busca la reunificación del centro derecha «ensanchando el partido», señalan fuentes próximas al líder popular.
Casado se rodeará de líderes europeos y ex mandatarios que no se enmarcan fuera de las fronteras ideológicas de la formación. Sin embargo, también contará con el diputado de Cs, Juan Carlos Girauta, ante la falta de Albert Rivera.
Tal y como publicó Economía Digital, la dirección nacional intentó convencer al ex líder naranja sin éxito. El expresidente de Ciudadanos tampoco quiso acudir a la convención de julio de su propio partido (a pesar de la invitación formal)
Rivera participará apoyando el espectro ideológico mediante actos pero sin formar parte del PP, relatan las fuentes conocedoras. Por parte de Vox, también participará el ex dirigente Alejo Vidal-Quadras, que anteriormente también formó parte de las listas de los populares.
En apenas dos años, Casado se encuentra un horizonte abierto con la caída de Ciudadanos. El partido naranja es casi inexistente en las encuestas, solo tiene nueve diputados nacionales y sufre crisis en todas los territorios donde tiene representación. En Génova ya no se habla de fagocitar a Cs, sino de «ya vendrán ellos solos tras la Convención».
El PP, a por los votos de Vox
En el PP confían en que poco a poco pidan incorporarse los últimos reductos de Cs para ensanchar el partido y a la espera de arrancarle el voto a Vox.
«Ellos saben que cuando estemos en el Gobierno, Abascal desaparece», señalan a Economía Digital desde la cúpula popular. «No sé por qué nos tienen tanta manía si lo que deberían hacer es sumar fuerzas para echar a Sánchez», explican.
La dirección intenta pescar sin complejos en el caladero de Vox como ya hizo Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas de mayo, de tal modo que con una hipotética victoria en las urnas no fueran necesarios en un futuro gobierno. Pero tanto en Vox como en el PP siguen asumiendo que, en estos momentos, la aritmética no es esa y tendrán que entenderse para gobernar juntos.
La escisión de Vox nació de la lectura de que el PP había abandonado la lucha ideológica y se había sumado a un «consenso progre» y Casado busca ahora demostrar que libra todas las batallas.
El objetivo es situar al PP en debates donde quienes llevan la voz cantante son Vox y la izquierda. Feminismo, ecología o inmigración. Y ser la «alternativa moderada y reformista» que atrape también a socialistas desencantados. «Ni el negacionismo de Vox, ni la radicalidad de PSOE y Podemos», explican.
Tampoco piensan en el PP entregar sus banderas clásicas: propiedad privada, impuestos bajos, unidad de España, libertad frente a populismos o la defensa de las víctimas del terrorismo.
El líder del PP ha situado a la catedrática Edurne Uriarte en la sala de máquinas de esta batalla ideológica. Y en Génova creen que la pueden estar ganando, a juzgar por la acogida de sus mesas de diálogo, sobre todo las celebradas a puerta cerrada, con nombres relevantes que se guardan en privado.
El PP se encuentra cómodo cuando el debate vira hacia lo económico, no tanto cuando se centra en Cataluña, donde son tercera fuerza en el centroderecha y Vox encabeza la lucha judicial, también contra Carles Puigdemont. Es ante problemas como el del precio de la luz donde se crecen. Por eso la convención también quiere mostrar al PP de los gestores, de los exministros Josep Piqué o Fátima Bañez.
La dirección nacional ha pedido a los suyos centrarse en esta próxima semana y ahuyentar posibles confrontaciones como la ausencia en el cónclave de la diputada Cayetana Álvarez de Toledo o la terna con Díaz Ayuso por el PP madrileño. «Vamos a estar todos a una arropando a Pablo Casado», señala un diputado.
El presidente del partido busca consolidarse como líder a ojos de los suyos y de la sociedad y también plantar cara a Pedro Sánchez para hacer ver que ya está preparado para coger los mandos de La Moncloa. Lo próximo será la remodelación de su equipo y desde Génova ya advierten que, lo más seguro, es que cambien algunas caras.