Los tres caladeros de voto con los que el PP pretende ganar las elecciones

Con el espejo andaluz, los populares aspiran a reunir a 11 millones de votantes en torno a sus siglas. Pero con 2 segmentos ya creen que ganarán

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (c), junto a la portavoz de la formación en el Congreso, Cuca Gamarra, y el coordinador general, Elías Bendodo (i) preside la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP, este lunes en Madrid. EFE/ Javier Lizon

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Los motores andan en pleno funcionamiento en Génova y el Partido Popular, con su equipo de campaña encabezado por Elías Bendodo, cree estar lo más engrasado posible. Los mensajes están preparados y, sobre todo, según aseguran fuentes de la dirección popular, las cuentas hechas. Porque nada se va a dejar al libre albedrío en esta precampaña: hay que aprovechar el trampolín de mayo para poder gastar la única bala con la que cuenta Alberto Núñez Feijóo para alcanzar la Moncloa en diciembre.

Al igual que se hizo en Andalucía, que es el espejo donde se está mirando a la hora de confeccionar las estrategias electorales el PP y que está capitaneando el actual coordinador general, que hace doce meses era el designado por Juanma Moreno para esta misma labor a nivel autonómico, la clave para sumar los apoyos suficientes para gobernar en solitario -y, si no, ya veremos, razonan desde el entorno de Feijóo- es segmentar bien a quién se dirige el partido. Y, ahora, para Génova esto está claro.

De cara al 28-M, el equipo de estrategia popular ha detectado lo que consideran «tres grandes caladeros de votos» imprescindibles para hacerse con la victoria en las elecciones. Son los electores que son votantes asiduos del PP y continúan optando por las siglas; también, los ciudadanos que en alguna ocasión eligieron esa papeleta pero dejaron de hacerlo, y, finalmente, la centralidad decepcionada que nunca ha votado al PP.

Con dos caladeros, victoria

Ese fraccionamiento es clave para que salgan las cuentas y se cumplan con los objetivos. Lo que sería una victoria total, y hacia donde se dirigen los esfuerzos desde la sala de máquinas de Génova, es volver a reunir «11 millones de votos», en referencia al resultado granjeado por Mariano Rajoy en 2011, en la última mayoría absoluta que se consiguió en unas elecciones generales. Entonces, 10,8 millones ciudadanos optaron por el PP.

Pero incluso sin hacer pleno, y pensando más bien en la última cita electoral nacional que ganaron los populares -diciembre de 2015, con Rajoy de nuevo y para cuya investidura el PSOE se rompió en dos al decidir abstenerse-, las mismas fuentes de la dirección creen que, «si conseguimos blindar dos de ellos, nos garantizamos el éxito en las elecciones». En aquella ocasión fueron 7,2 millones de votos.

Así, recuerdan las voces consultadas, «el mapa de España la noche del 28-M va a estar completamente teñido de azul por los resultados en las urnas«. La meta es que en julio, ya con los gobiernos decididos y en base a los acuerdos postelectorales alcanzados, ese mapa no varíe demasiado.

Trasvase de 750.000 votos

La otra métrica que también es clave para Génova y que ya tienen en mente es la cuantificación de a cuánto alcanza, por ahora, el trasvase de votos del PSOE hacia el PP. Aquí, y en base a encuestas internas, son «hasta 750.000» los ciudadanos que en 2019 apostaron por las siglas de Pedro Sánchez y, en esta ocasión, lo harían por las que defiende Feijóo.

No sería el único flujo de votantes con el que cuentan los populares. También cuentan con haber absorbido a la práctica totalidad de los electores de Ciudadanos e, incluso, un cierto número -sin determinar en cifras por las fuentes consultadas- de Vox.

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