La “caja independentista” se escinde en dos proyectos enfrentados
La Associació per la Nova Caixa Catalana intenta dar de baja la cooperativa que crearon para lanzar lo que se denominó “Caixa catalana”
No hay un proyecto de “caja independentista” sino dos. La Associació per la Nova Caixa Catalana y la Cooperativa Catalana de Serveis Financers, constituida por la primera en septiembre de 2016, se han separado. Cada una tiene su propio proyecto.
La Asociación constituyó la Cooperativa para tirar adelante lo que denominaron “caja catalana” y que, en algunos círculos, también se conoció por “caja independentista”. Sin embargo, las relaciones entre la asociación y la cooperativa han acabado mal. Están enfrentadas.
El proyecto más avanzado es el de la cooperativa. En la asamblea general del pasado 30 de noviembre, se nombró un nuevo consejo rector que está presidido por Josep Miquel March, profesor e investigador del departamento de ingeniería de la Universitat de Vic. No tiene experiencia en el sector financiero aunque su abuelo fue directivo de Caixa Pollença tal como él mismo reconoció en la asamblea que le proclamó presidente por unanimidad.
Como vicepresidentes están el médico Oriol Duch y la economista Montserrat Llobet. El secretario es Jaume Angerri, que fue director general de Comercio de la Generalitat (1990-2004) durante los gobiernos de Jordi Pujol.
Este nuevo consejo rector sustituye a la gestora provisional que presidió Josep de Marfà, farmacéutico e inversor, un habitual de juntas de accionistas de empresas del IBEX en las que representa a pequeños inversores. Desde que fue nombrada en mayo, esta gestora se ocupó de poner en orden las cuentas.
Licencia bancaria
La cooperativa cuenta en estos momentos con 200 socios. Fuentes internas indican que el nuevo consejo rector se propone alcanzar unos 4.000 socios con los que espera reunir un capital social de 5 millones de euros. Este es el importe mínimo para solicitar una licencia bancaria. No obstante, no precisan si piensan tramitarla ante el Banco de España o actuar con la licencia de otra entidad.
Estas fuentes señalan que su apuesta se basa en las “finanzas éticas”, en el “voluntariado financiero” y en la “humildad”. Han decidido cerrar la oficina que tenían abierta al público en la calle Onze de Setembre de Barcelona para operar a través de Internet.
Rechazan que se les denomine “caja independentista”. Estas fuentes recuerdan que “las entidades financieras no tienen color político”, aunque reconocen que su ámbito de actuación se limita a Cataluña y que la mayoría de sus socios son “soberanistas”.
La vía lituana
Por su parte, la Associació per la Nova Caixa Catalana repudia la criatura que concibieron –la cooperativa– y ahora impulsa un nuevo proyecto. En la asamblea que celebraron el pasado 21 de noviembre, la asamblea incluso acordó reclamar “la baja” de la cooperativa y el retorno del capital.
En el acta de la reunión de la asociación se dejó constancia de que se comentó que la cooperativa “perdió totalmente el espíritu fundacional, democrático e integrador” que querían.
Dos miembros de la asociación viajaron en mayo a la cita anual de la Federación Europea de Banca Ética y Alternativa que organizó la Cámara de Comercio de Atenas. En ese encuentro, mantuvieron contactos con directivos de la cooperativa croata Zadruga za Eticno Financiranje (Cooperativa de Financiamiento Ético), con sede en Zagreb.
Según el acta de la asamblea catalana, sus representantes alcanzaron un acuerdo con la cooperativa croata por el cual participarían en un proyecto común.
Curiosamente, estos socios croatas no han conseguido la licencia bancaria por parte del banco central de su país y, por ello, entablaron una negociación con el banco central de Lituania. No se informan de los resultados de la vía lituana.