Botella salvó a García-Legaz del pequeño Nicolás
La discusión en el seno del Gobierno sobre la continuidad del responsable de Comercio es la intrahistoria de la batalla apasionada de 'los dos PP' por imponerse
Ana Botella fue la valedora del aún secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, cuando las investigaciones periodísticas revelaron su presunta relación con Francisco Nicolás, popularmente conocido como el pequeño Nicolás. Esta es la respuesta clave a la pregunta que la comunidad de lectores de Economía Digital planteó en las redes sociales el lunes tras las revelaciones de este diario. ¿Por qué sigue en su puesto después de todo y Soraya Sáenz de Santamaría ha tardado tanto en aislarle?
La ex alcaldesa de Madrid activó sus influencias, que recibieron el mejor espaldarazo posible gracias el ministro de Economía en la sombra: Álvaro Nadal. El jefe de la oficina económica de La Moncloa forma parte del ala más liberal del Partido Popular (PP) y no pocas veces ha incomodado a los ministros del área, como Fátima Báñez. Sin embargo, su influencia sobre el presidente Mariano Rajoy es abrumadora.
La ascendencia se ha regado, en parte, por no decepcionar a la base de votantes más conservadora y por la «cabezonería» –así lo destacan en la sede madrileña del partido– de no nombrar a un vicepresidente económico que coordine las carteras implicadas. Con ligeros matices, él lleva la economía española y ha sabido ganar aún más poder gracias a la desaparición práctica de Luis de Guindos mientras dedicaba su tiempo a ganar la presidencia del Eurogrupo.
El momento de Nadal
Nadal actuó a petición de Botella y de José María Aznar aprovechando esas circunstancias. De este modo, el secretario de Estado siguió en el Ministerio de Economía aunque el escándalo del supuesto impostor —ampliado por la publicación en El Mundo de los mensajes textuales que intercambió con el joven— iba a costarle el puesto. Santamaría no pudo, esta vez, salirse con la suya. La acción se sitúa en diciembre de 2014.
Por entonces, la vicepresidenta no controlaba el aparato del PP. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, retenía Castilla-La Mancha y las encuestas sobre su reelección no pintaban mal del todo dentro de la debacle general que se barruntaba para el PP. El contrapeso ponía coto a los designios de Santamaría. Fuentes del partido señalan que la división era evidente y la lucha dirimiría qué PP se impondría al otro.
La crisis postelectoral ha debilitado a los grandes nobles, excepto el gallego Alberto Nuñez Feijóo. Incluso la líder de la oposición a Rajoy, Esperanza Aguirre, está en segunda línea a favor de la moderada Cristina Cifuentes. Ante las elecciones generales y con el grupo de Rajoy esperando su verdadera prueba de fuego, el 20 de diciembre, la vicepresidenta ha impuesto sus normas. García-Legaz estará aislado por facilitar información a Aznar y los suyos.
¿Próximo vicepresidente?
Nadal aún goza de poder. Su prioridad ahora es preparar al PP para los comicios. Ha abandonado estas discusiones. Junto a Jorge Moragas ultima el programa electoral, que respirará al viejo PP, al de Aznar. Si Rajoy repite, no pocas fuentes lo señalan como próximo vicepresidente económico. Cabe recordar que De Guindos y Cristóbal Montoro no continuarán aunque su partido revalide la confianza de los electores. Sólo entonces, el PP volverá a ser el PP que España conoció entre 1996 y 2004 y la batalla habrá quedado resuelta.