Bélgica congela el pulso entre Llarena y Puigdemont
La justicia belga se da una tregua antes de decidir si sus tribunales son competentes para tramitar la demanda de Carles Puigdemont contra Llarena
El tribunal belga que tramita la demanda de Carles Puigdemont contra el juez Pablo Llarena se ha dado un plazo de seis semanas para decidir si es competente para procesar al magistrado español. A mediados de noviembre, un tribunal de primera instancia de Bruselas decidirá si procesa a Llarena, el instructor de la causa contra el exgobierno de Puidemont por el referéndum del 1 de octubre (1-O).
La justicia belga nombró a tres magistrados, que decidirán si sus tribunales son competentes para procesar a Llarena, tal como solicitó el abogado que defiende los intereses de la administración judicial española. Ahora la defensa y la acusación deberán presentar por escrito sus argumentos.
Lo solicitó hace tres semanas Hakim Bourlabah, el letrado belga de Llarena y que representa también los intereses del Estado. Este martes, la juez Anne Dessy anunció que la cámara de primera instancia de Bruselas ha dado luz verde a la petición para decidir sobre la competencia.
El abogado Bourlabah mantiene que los tribunales belgas están incapacitados para procesar a un juez español por una cuestión que se instruye en el Tribunal Supremo. La denuncia se centra en que el alto tribunal español no es imparcial por sus comentarios públicos sobre el proceso independentista.
Carles Lesmes sale en defensa de Pablo Llarena
El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, denunció hace unos días los “ataques personales” a jueces y magistrados, en una clara alusión a la demanda que los independentistas huidos, con Puigdemont a la cabeza, interpusieron contra el juez Llarena. El poder judicial cerró filas con el presidente Pedro Sánchez tras los titubeos que mostró el Gobierno a la hora de prestar recursos para defender a Llarena del litigio que mantiene con Puigdemont.
Mientras, Puigdemont mantiene su pulso con Llarena en Bélgica y en España. Recientemente, entró al trapo en la polémica en torno a la aplicación de su suspensión como diputado parlamento catalán, dictada el pasado julio por el juez Llarena. Y lo hizo para dejar claro que no tiene la intención de dar más pasos al lado —es decir, que no piensa facilitar su sustitución como parlamentario— y también para pedir al Parlament que no lo desampare pese a las amenazas que se ciernen sobre la cámara.