Barcelona llama a rebajar la tensión por los símbolos en las calles

Colau mantiene el lazo amarillo en el Ayuntamiento y consigue un acuerdo de mínimos pero unánime para intentar frenar la escalada de choques en la vía pública

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El Ayuntamiento de Barcelona ha cerrado por el momento la crisis en torno a la efímera retirada del lazo amarillo de la fachada del consistorio el domingo durante una violenta protesta a las puertas de la institución. Y lo ha hecho con todos los grupos levantando por un día la bandera blanca, declarando una tregua en aras de rebajar la escalada de episodios de tensión en el espacio público que se están encadenando las últimas semanas a vueltas con los símbolos, sean lazos, banderas o cruces en las playas.

El ultimo de esos episodios suponía la llegada de esa escalada al centro de Barcelona, con todo lo que eso conlleva. Al fin y al cabo, el consistorio barcelonés es una pieza de caza mayor de cara a las municipales del año que viene, y los intentos del gobierno de la alcaldesa Ada Colau de mantenerse en un término medio entre el independentismo y el sector constitucionalista lo exponen continuamente a críticas provenientes de todos lados.

Acuerdo de mínimos

A nadie le podía extrañar, pues, que a Colau le llovieran reproches por los hechos del domingo, especialmente entre el independentismo, que le acusó de no haber blindado mejor el Ayuntamiento y que en la decisión de retirar el lazo durante unos minutos para evitar males mayores, vio una capitulación del gobierno municipal ante la ultraderecha más recalcitrante, mientras que PSC PP y Cs volvían a pedir la retirada del lazo. Mantenerlo supone a ojos de la oposición no independentista seguir vulnerando la neutralidad institucional que debería mantener el consistorio.

Así  las cosas, la junta de portavoces celebrada de urgencia este martes para abordar el incidente del domingo se ha saldado con un acuerdo si se quiere de mínimos, pero significativo sobre todo por estar suscrito por todos los grupos y por el momento en que se da. El acuerdo consta de tres puntos. El primero es expresar una condena unánime contra cualquier manifestación violenta con fines políticos; el segundo, investigar e identificar y denunciar a los autores de las amenazas y agresiones que se produjeron durante la protesta del domingo, y el tercero, hacer un llamamiento general a la calma, a rebajar la tensión en las calles.

El lazo se queda

Por lo demás, el lazo se queda. El teniente de alcalde Gerardo Pisarello ya había avanzado el lunes que el gobierno municipal no ha cambiado de opinión al respecto. Y este martes la junta de portavoces, que es quien en primera instancia acordó que se colgara, así lo ha ratificado.

La controversia en torno a esa decisión cantada persiste, pero unos y otros han optado finamente por dejarla por un día en segundo termino, y han preferido priorizar la llamada a desescalar la tensión en las calles que seguir sacando jugo al episodio para desgastar a Colau, pese a que lo tenían fácil. De hecho, la junta de portavoces, que se ha alargado algo más de una hora, no ha sido plácida, precisamente, porque el desacuerdo en torno al lazo en la fachada es frontal.

Mensaje para templar los ánimos

Aún así, los grupos compartían la necesidad de salir del encuentro pudiendo transmitir un mensaje que templara los ánimos, o, al menos, no contribuyera a seguir calentando al personal. Así que al final, explican fuentes presentes en la reunión, vista la imposibilidad de llegar a ningún entendimiento en ese aspecto, y a iniciativa del portavoz del Pdecat, Jaume Ciurana, se ha pactado salir de allí vendiendo un acuerdo tanto para condenar los hechos y abrir una investigación para identificar y denunciar a los autores como para hacer un llamamiento a la calma, tres puntos mucho más fáciles de suscribir por todos. Es lo que se ha hecho. Lo demás, para otro día.

 

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