Banderas e himnos como armas políticas en Valencia
El 9 de octubre, día de la Comunidad Valenciana, amenaza con despertar otra vez la Batalla de Valencia
El 9 de octubre de 1979, el entonces alcalde de Valencia, el socialista Ricard Pérez Casado, fue vapuleado en la procesión cívica conmemorativa de esta festividad histórica por haber izado en el ayuntamiento la senyera cuatribarrada aprobada por el entonces Consejo Preautonómico del País Valenciano.
Treinta y seis años después el próximo 9 de octubre, fecha conmemorativa de la entrada de Jaume I en la ciudad de Valencia, puede remedar la que se llamó políticamente la Batalla de Valencia a la vista de las fuertes discrepancias que han surgido entre los nuevos equipos municipales (Compromis, PSOE), el PPCV y algunos agentes sociales como el Cardenal Cañizares, arzobispo de la Diócesis de Valencia, por los himnos y banderas a lucir en esta festividad.
Una horda vociferente
Según cuenta el propio Pèrez Casado en su libro Viaje de ida, Memorias políticas (Editado por la Universitat de Valencia 2013), en aquel momento de 1979 tuvo que ser protegido por la policía local (no la gubernativa) ante las agresiones de «una horda vociferante» que le arrojaron huevos y monedas. Para este 9 de octubre la policía local ha dispuesto un servicio de escoltas para el actual alcalde de la ciudad, Joan Ribó (Compromís), que había renunciado a este servicio.
La procesión cívica del 9 de octubre se inicia con la bajada de la Real Senyera del Ayuntamiento de Valencia, para luego ir rendir homenaje a la estatua de Jaume I y asistir al Te Deum que se oficia en la catedral. Por ello concejales de Esquerra Unida y Compromís durante los últimos años no han portado nunca la senyera, para no entrar en la Catedral.
Gritos y pancartas
Antes de la democracia, esta actividad sólo consistía en un acto modesto que discurría por las aceras, como dice Pérez Casado en su libro. Ahora asisten multitudes que corean la procesión con diferentes gritos y pancartas. Fuera de Valencia capital este evento no tiene apenas incidencia.
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, tomó hace semanas dos decisiones: La Senyera no acudirá al Te Deum de la catedral y el himno nacional que suena cuando baja la Real Senyera será sustituido por la Marcha de la Ciudad, del siglo XVI.
Contraofensiva del PP
El PP propuso entonces que en el expediente que hay abierto para declarar BIC la procesión cívica se incluyan los saludos militares y el himno de España. Y todos sus portavoces han acusado a Ribó de catalanista, exhibiendo un video del actual alcalde cuando era concejal apoyando una manifestación con cuatribarras y esteladas.
El Cardenal Cañizares anunció también que si la Real Senyera no va a la catedral puede entrar al Te Deum la senyera que tiene la asociación Lo Rat Penat, considerada como la mayor animadora cultural del blaverismo que llevó a González Lizondo a montar Unión Valenciana, que alcanzó los 208.000 votos en 1991.
En este ambiente suman tensiones decisiones como las del alcalde de Puzol, Enric Esteve, de retirar la frase «glorias a España» del himno valenciano o la pugna en muchos pueblos entre concejales del PP y los nuevos equipos de gobierno (PSOE/Compromís) por la asistencia a las procesiones patronales.