Ayuso toma la iniciativa en el PP con la integración de Cs en segunda fila

Diputados y barones del PP critican que se 'coloque' a dirigentes de Cs en puestos clave antes que a los suyos

La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso (i), y Toni Cantó, quinto en la lista de la candidatura de la formación, durante la presentación de la candidatura del Partido Popular de Madrid para las elecciones a la Asamblea de Madrid del próximo día 4 de mayo, este miércoles en el Auditorio del Parque Lineal del Manzanares. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con Toni Cantó. EFE

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La llamada «absorción» de Ciudadanos por parte del Partido Popular sigue completándose y Madrid marca el paso. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, incorpora a su equipo a tres ex diputados de la formación naranja, dos de ellos en segunda fila. Se trata de la tónica que va a llevar el PP para ir poco a poco recolocando a ex dirigentes de Cs, sin que ello suponga «colonizar» el partido, advierten desde la dirección nacional.

Isabel Díaz Ayuso contó desde el primer minuto con su amiga y ex consejera de Cs, Marta Rivera de la Cruz, para ocupar la nueva cartera de Cultura. «Se trata de una apuesta personal de Ayuso que trasladó a su partido», señalan fuentes del entorno de la presidenta madrileña.

La otra apuesta personal, en esta ocasión del secretario general del PP, Teodoro García Egea, fue la incorporación de Toni Cantó a la Comunidad de Madrid. El ex diputado valenciano abandonó Cs y colaboró en la campaña de Ayuso. La presidenta de la Comunidad quiso premiar a su equipo durante la pandemia situándoles al frente de distintas consejerías y el sitio de Cantó ha sido, finalmente, el de ocupar la nueva Oficina del Español.

También la ex diputada de Cs, Patricia Reyes, ha encontrado sitio en la Comunidad de Madrid al frente de la Dirección General de Igualdad. Fuentes populares desvelan a Economía Digital que la dirección nacional lleva meses encargándose de realizar el «cribado» de ex dirigentes naranjas que llaman a sus puertas para que ocupen puestos a partir de las segundas filas populares y consigan completar así las diferentes listas de cara a los próximos comicios.

Una maniobra que no está pasando desapercibida a nivel interno del PP y que ya contaría con varias críticas sobre cómo se están gestionando estos fichajes.

El ejemplo más claro fue este jueves cuando el chat de los diputados populares no paraba de sonar tras el anuncio del nuevo cargo de Cantó. Diputados y barones populares se quejan porque «no se ha colocado a los nuestros» o porque no quieren que el Partido Popular pase a llamarse «Ciudadanos 2» tras incorporar a la mitad de sus cargos.

Cargos que aún se mantienen en la formación naranja y otros tantos que ya se han salido a nivel local y autonómico siguen esperando la llamada de los populares para formar parte de sus listas cuando se acerque el momento, según ha podido saber ED. Las conversaciones y el «hilo se mantiene» para ganar de nuevo el poder territorial que los populares perdieron a costa de Cs y del PSOE.

Cs, en caída libre

Lo cierto es que la formación de Inés Arrimadas se encuentra en caída libre y no es capaz de retener a los propios. Lo ha conseguido en un último movimiento integrando a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís o al vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, en su núcleo duro para evitar la tentación y una posible ‘fuga’ al partido de Pablo Casado.

Pero Cs sufre un desmembramiento territorial con Granada en la picota. Los comicios de julio de 2020 en Galicia dejaron a Cs sin apenas estructura. La suma de fuerzas con el PP en País Vasco les dejó con seis diputados. Pero los últimos comicios catalanes del pasado 14 de febrero dejaron al partido sin fuelle, pasando de primera a séptima fuerza.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, acomapañada por José María Espejo-Saavedra y Carlos Cuadrado durante una reunión del partido en marzo de 2020 | EFE/LP/Archivo
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, acompañada por José María Espejo-Saavedra y Carlos Cuadrado durante una reunión del partido. Foto: EFE/LP/Archivo

La moción de censura de Murcia ha condicionado toda la estrategia de Cs. Los de Inés Arrimadas han desaparecido de la Asamblea de Madrid y en Valencia ya perdieron a su puntal, Toni Cantó, junto a cinco diputados, que hoy forman parte del grupo de no adscritos.

El alcalde de Cs de Granada, Luis Salvador, anunció su dimisión esta semana tras quedarse solo junto a otro edil de la formación. Salvador, en su discurso, vino a decir que ha plantado cara a una crisis «organizada por el PP y por Fran Hervías», ex dirigente de Cs y ahora ‘mano derecha’ de García Egea en el PP.

Cs dará paso al PSOE, la lista más votada, a falta de acuerdos. El futuro alcalde socialista, Paco Cuenca, está imputado en una causa ligada a los cursos de formación por su etapa como delegado de la Junta en Granada. Y si nadie logra la mayoría, se dará paso a que gobiernen los socialistas.

Todo comenzó con la baja del presidente del PP granadino, Sebastián Pérez, y su salto como concejal no adscrito en protesta porque el alcalde de Cs no daba paso a los populares en la alcaldía en el ecuador del mandato. Quien fue máximo responsable del PP defendió que él mismo había cerrado un acuerdo de 2+2 con Luis Salvador, que suponía dar paso a los populares a los dos años de mandato municipal.

Desde ese momento y según Cs, el PP de Granada con el permiso de Génova comenzó una operación para tratar de derribar al alcalde de Cs. El pasado 8 de junio abandonaron el equipo de gobierno municipal todos los ediles del PP y se sumaron a la ‘fuga’ dos concejales de los cuatro de la formación naranja

El pacto Cs-PSOE en Murcia hizo desconfiar a los populares en todos los territorios que comparten gobierno con los naranjas. La caída de Cs en las urnas facilita la ‘operación absorción’ que comenzó diseñando el PP y que se mantendrá más allá de la Convención Nacional.

Pero en el ‘mientras tanto’ la ‘guerra soterrada’ facilita que el PSOE, si no hay acuerdo de última hora, gane alcaldías y fuerza territorial, como en este caso en Granada.

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