Ayuso se hace fuerte en CEIM y deja a Casado sin ninguna patronal afín
La presidenta autonómica se marcó como objetivo de la legislatura lograr unas relaciones fluidas con los empresarios madrileños. La distancia con Garamendi deja al líder del PP en tierra de nadie
La guerra interna en el PP se juega también en el mundo empresarial. El mismo pulso que mantienen Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso en el seno de la organización se libra para ganarse a los empresarios. El juego de influencias comenzó hace meses y la presidenta de la Comunidad de Madrid ya tiene el favor de los empresarios de la región. Casado se quedó sin afines, al haberse quedado sin la aprobación de la CEOE.
A pesar del abrazo exhibido entre Casado y Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, antes de aprobarse la reforma laboral, la simpatía entre ambos brilla por su ausencia. El dirigente empresarial se rodeó de exdirigentes populares, pero que tampoco tienen especial peso en la ejecutiva de hoy de la formación.
El rostro más mediático es el de la exministra Fátima Bañez, exministra de Empleo durante dos años en el gobierno de Mariano Rajoy, que hoy ocupa el cargo de presidenta de la Fundación CEOE.
No es el único caso. En nómina de la patronal están Gregorio Izquierdo, expresidente del INE; Íñigo Fernández de Mesa, exsecretario de Estado; Marta Blanco, exdirectora general de Turismo de Madrid y Rosa Santos, exsenadora del PAR. Todos tienen una fuerte influencia sobre las políticas de Garamendi, que prefiere apoyarse en ellos antes que en los afiliados.
La falta sintonía entre Génova y el seno de la CEOE hizo que Casado se quedase huérfano de apoyos en el panorama empresarial. De querer acercarse a la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) se encontrará con que es terreno propiedad de Isabel Díaz Ayuso, que desde el inicio de su mandato se puso el objetivo de trabajar la relación con la patronal que preside Miguel Garrido.
Además, la política de escasas restricciones impulsada por el Ejecutivo regional en comparación con las decisiones tomadas por otras comunidades autónomas ayudó a engrasar una relación que a día de hoy es fluida. Mucho más de la que mantienen con el líder popular.
Los equilibrios internos de la CEOE
Al equilibrio de poder del PP por influir en el panorama empresarial se suma el que vive la propia CEOE tras la aprobación de la reforma laboral y que parece haberse relajado en las últimas semanas.
Existió consenso en torno al ‘no’ a subir el SMI. La postura se aprobó por unanimidad en un encuentro rápido y que, a diferencia de lo que sucedió con la reforma laboral, estuvo ausente de tensión. En el comité se pudo constatar que hay “apoyo a la postura de Garamendi en este tema”, por lo que “se han quedado aparcadas por el momento las diferencias sobre la gestión de la negociación y el acuerdo de la reforma laboral”.
En el seno de la CEOE existían posturas que no negaban la posibilidad de mejorar el salario mínimo, pero no por la vía que impuso el Ministerio de Trabajo. Organizaciones como CEIM y Foment abogaban por un incremento que siguiera la subida promedio con las que se están negociando ahora los convenios colectivos –alrededor del 2%– o con la media de la inflación subyacente en 2021. Propuestas que ni siquiera se plantearon ante la postura del Gobierno.
Antonio Garamendi pudo defender su postura gracias a que Yolanda Díaz no quiere negociar el aumento
Gracias a la escasa predisposición de la ministra Yolanda Díaz al diálogo con la patronal, Garamendi se ahorró otro incendio después del que vivió con la reforma laboral en el último mes y medio. “El sí a la reforma laboral fue aprobado por mayoría pero esa mayoría no validaba el contenido al completo”, apuntan las fuentes consultadas, que sostienen que el respaldo al a reforma convalidada el pasado jueves en una polémica y ajustada votación en el Congreso por haberse logrado “un mal menor” y mantenerse en buena medida la reforma laboral de 2012 del PP.