Ayuso sale intacta del debate y García se impone en la izquierda
La izquierda no puede con el 'todos contra Ayuso'. La popular sale indemne del debate y la desconocida Mónica García (Más Madrid) logra eclipsar a Gabilondo e Iglesias.
La presidenta de la Comunidad y candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, sale indemne del primer y único debate electoral al que asistirá, según desvela su equipo de campaña. El ‘todos contra Ayuso’ no funcionó, mientras que la candidata de Más Madrid, Mónica García, logró imponerse a sus compañeros de la izquierda.
Se vio a un Pablo Iglesias (Unidas Podemos) leyendo, papel en mano, sus propuestas y echando en cara a Ayuso los muertos por la pandemia; mientras que el candidato del PSOE admitía que es un cero a la izquierda: «Me presento yo. Yo no soy Pedro Sánchez. Soy Ángel Gabilondo».
Vox aprovechó el ruido generado con su cartel sobre los menas (menores extranjeros no acompañados) para defender la seguridad en Madrid, mientras que el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, intentaba sacar la cabeza defendiéndose de las acusaciones de «traidor» lanzadas por Rocío Monasterio (Vox).
Ayuso VS Iglesias
El bloque de la izquierda no pudo con Isabel Díaz Ayuso. En su equipo daban por descontado que los ataques a la presidente irían en la línea de la no respuesta del ex presidente Zapatero sobre cuánto cuesta un café. Datos, datos y más datos. «¿Cuántos fallecidos ha habido en Madrid?», le preguntó Iglesias. Ayuso responde: «20.000» y le pregunta: «¿A cuántas residencias fue usted?». Touché. La guerra de cifras había comenzado y los golpes bajos también.
«Es lo más mezquino que hay en la política española», lanzó la popular al líder de Podemos. La tensión comenzó mucho antes de que se iniciase el debate. Ni una sola mirada entre los dos, ni siquiera un saludo, por educación. Nada.
«Soy la única de los seis que estuvo al frente de la Comunidad de Madrid en los momentos más difíciles de la pandemia, y ustedes, salvo insultar, no hicieron nada. Y, por supuesto, el señor Iglesias, ni se pasó por una residencia, ni vino a un hospital ni tiene empatía ni es creíble. Es una pantomima que ha venido a rescatar un proyecto para ni siquiera coger el escaño», respondió Ayuso con dureza.
Al respecto de las residencias, la presidenta contó con la ayuda inesperada de la candidata de Vox quien acusó a Iglesias de «abandonar a los mayores en las residencias a ritmo de 30 muertos por capítulo de Netflix que se veía desde su chalet en Galapagar».
La presidenta no se dejó amedrentar por ninguno de sus rivales. «Reto a mis contrincantes que a lo largo de estos días me demuestren que es verdad lo que dicen sobre la mortalidad en Madrid. Ni siquiera en la primera ola fue superior a las demás comunidades autónomas, fuimos la cuarta».
Mónica García eclipsa a la izquierda
Si hay un descubrimiento en esta campaña se llama Mónica García. La candidata de Más Madrid eclipsó a la izquierda de siempre, PSOE y a los que bajaron de Moncloa para seguir ‘pintando’, Unidas Podemos. La sanitaria y madre de tres hijos utilizó la estrategia de ‘curranta’ de a pie para meterse a Lavapiés en el bolsillo.
García, médico en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, desplegó su punto fuerte (la sanidad) para criticar el principal proyecto de Ayuso, el Hospital Isabel Zendal. «Hemos tenido una presidenta que ha estado enfocada única y exclusivamente a confrontar con el señor Sánchez. Hemos tenido una presidenta nini que no ha cuidado ni la pandemia ni la economía», lanzó contra la popular.
Así, García acusó a Ayuso de hacer política nacional cuando «necesitábamos una presidenta que nos estuviera cuidando». Todo bajo la atenta mirada de Ángel Gabilondo. Al candidato del PSOE le costó arrancar el debate, pero también centró sus críticas hacia la «ideología del PP», según comentó en los primeros compases.
Gabilondo hizo referencia a los datos del paro en la Comunidad de Madrid, mientras Ayuso le respondió impasible con los datos de España porque «estamos en España, no en Polonia», se la devolvió la popular.
Gabilondo y sus ‘donde dije, digo’
La tumba de Gabilondo en materia económica se llama Gobierno de España. Mientras el socialista presumió en precampaña que no tocaría la fiscalidad de Madrid en, al menos, dos años; la ministra de Hacienda y el presidente del Gobierno dijeron lo contrario. Una vez enmendado el error, el candidato socialista volvió a prometer aquello de no tocar los impuestos, mientras el resto de candidatos rió.
El segundo gran fallo del socialista fue enmendar rápidamente su estrategia hacia Unidas Podemos. El «yo no pactaré con este Pablo Iglesias» de precampaña se transformó este miércoles en «Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones».
La frase más acertada la dijo nada más terminar el debate y acercarse a los periodistas: «Los debates sirven para ver nuestras limitaciones».
Edmundo de centro y Monasterio a lo suyo
Ciudadanos es ese chico en el colegio que siempre pasa desapercibido. El recuerdo de Edmundo Bal fue su llegada al debate. Lo hizo en su Harley Davidson. El diputado naranja quiso sacar la cabeza, gritar: «¡Eh, aquí estoy!» buscando destacar su centrismo frente a la «política de bandos» y de «ruido». «Paremos ya», dijo varias veces.
Edmundo siguió aplicando la política de no agresión al PP, con quien quieren pactar si consiguen ese ansiado 5% de votos para tener representación en la Asamblea de Madrid. De ahí que siempre se vendan como socio del PP «para evitar las políticas de Vox». De ahí se entiende que el candidato de Cs entrara al ‘trapo’ de las propuestas de Vox sobre los mena y confrontase con «la radicalidad» que los naranjas buscan eliminar.
Mientras que la candidata de Vox fue a lo suyo. Desde primera hora de la mañana, su cartel electoral situado en la madrileña estación de Sol levantó una verdadera polvareda en el Hemiciclo y entre todos los candidatos citados a esta contienda. Solo Rocío Monasterio ha logrado poner de acuerdo a Ayuso con Iglesias o Gabilondo.
Monasterio era consciente y sacó, de nuevo, el cartel en medio del debate para justificar su campaña con sus cifras. En principio, iba a hablar de su libro, como Umbral, y terminó atacando el «chalet de Galapagar»; «la niñera» de Iglesias; «sus brigadistas nos interrumpieron a pedradas», en referencia al mitin que Vox celebró en Vallecas o llamando «traidor» a Edmundo Bal (Cs).
Todo un despliegue de propaganda y propuestas que ninguno aclaró con qué dinero se sufragarán. El único elemento en el que todos estuvieron de acuerdo es en acelerar la campaña de vacunación para salir cuanto antes de la pandemia. Algo es algo.