Así funciona la terapia contra el coronavirus con plasma de pacientes
La terapia consiste en tratar a los pacientes enfermos con la sangre de los que ya se han recuperado
Durante la pandemia de gripe española de 1918, los médicos descubrieron que podían tratar a los pacientes enfermos con la sangre de los que ya se habían recuperado. La terapia, conocida como plasma convaleciente, ayudó a reducir la mortalidad entre las personas con infecciones agudas. Ahora, se está mostrando prometedor como tratamiento para el coronavirus.
Eso es porque muchas personas que contraen el coronavirus desarrollan anticuerpos neutralizantes:la respuesta natural de nuestro cuerpo a un patógeno extraño. El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (FDA, por sus siglas en inglés), los ha llamado «el estándar de oro de la protección contra una infección viral». Dado que los anticuerpos se desarrollan en el plasma, la porción líquida de la sangre, los doctores pueden transferir este plasma por vía intravenosa a un paciente.
Si el tratamiento funciona, el nuevo paciente también desarrollaría una respuesta de anticuerpos contra el virus. «Lo que realmente necesitamos son medicamentos que, cuando se administran a tiempo, pueden evitar que una persona sintomática requiera hospitalización o disminuir muy drásticamente el tiempo que es sintomática», explicó Fauci al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, el mes pasado.
El plasma convaleciente es especialmente prometedor en ese sentido. En teoría, podría prevenir que un caso leve se vuelva más severo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ya está permitiendo que más de 2.700 hospitales administren el tratamiento a través de un ensayo de acceso expandido liderado por la Clínica Mayo. Hasta el lunes, el ensayo ha entregado plasma a más de 90.000 pacientes, según la página web del programa.
La FDA está cada vez más cerca de autorizar la terapia para uso de emergencia, según The Wall Street Journal. Esa autorización permitiría a los médicos administrar el tratamiento más temprano en el curso de una infección, cuando se cree que es más efectivo.
Un estudio reciente de 316 pacientes de Houston reveló que los pacientes que recibieron transfusiones de plasma dentro de las 72 horas de haber sido ingresados en el hospital tenían un menor riesgo de mortalidad durante los siguientes 28 días que los pacientes que recibieron transfusiones después de transcurridas 72 horas.
«Ahora tenemos más pruebas que nunca de que esta centenaria terapia con plasma tiene méritos, es segura y puede ayudar a reducir la tasa de mortalidad por este virus», asegura el doctor James Musser, presidente del Departamento de Patología y Medicina Genómica del hospital Houston Methodist, en una declaración.
Sin embargo, aún existen importantes limitaciones para el uso generalizado de la terapia de plasma. El plasma debe ser transferido rápidamente de un donante a un receptor, y ambos deben tener tipos de sangre compatibles. La cantidad también es limitada, ya que depende de las donaciones de sangre. Eso significa que el plasma no es probable que sea un tratamiento a largo plazo para el virus. En su lugar, los investigadores y las compañías farmacéuticas lo ven como una terapia provisional hasta que una vacuna esté disponible.
La investigación preliminar muestra resultados prometedores
Los estudios preliminares sobre el plasma convaleciente se han centrado principalmente en su eficacia entre los pacientes hospitalizados. En un estudio realizado en mayo por investigadores del Monte Sinaí—que todavía está pendiente de una revisión por pares—se determinó que los pacientes hospitalizados con coronavirus que recibieron plasma tenían una mayor probabilidad de supervivencia que los que no recibieron el tratamiento: solo el 18% de los receptores de plasma vieron empeorar sus condiciones dos semanas después de la transfusión, en comparación con el 24% de los pacientes que no recibieron el tratamiento.
Para el 1 de mayo, casi el 72% de los receptores de plasma habían sido dados de alta del hospital en comparación con el 67% de los otros pacientes. Pero el estudio fue pequeño— solo 39 pacientes recibieron transfusiones—y los resultados solo fueron significativos para los pacientes que no necesitaban un ventilador.
En otro estudio (que tampoco ha sido revisado por pares), los investigadores de la Clínica Mayo descubrieron que el plasma convaleciente redujo en un 57% la tasa de mortalidad entre los pacientes coronavirus hospitalizados.
Los investigadores de la Clínica Mayo también determinaron que el tratamiento era relativamente seguro entre 5.000 adultos con casos graves o que amenazaban su vida. Menos del 1% de los pacientes desarrollaron efectos secundarios graves dentro de las cuatro horas de recibir una transfusión de sangre. Aunque las transfusiones siempre representan un riesgo para los pacientes gravemente enfermos, solo 4 muertes se han relacionado con la terapia de plasma.
Las farmacéuticas están transformando el plasma en una medicina
En mayo, una coalición de instituciones médicas, compañías farmacéuticas, organizaciones sin ánimo de lucro y supervivientes de Covid-19 lanzaron «La lucha está en nosotros», una campaña para lograr que más pacientes con coronavirus recuperados donen sangre. Parte de esa sangre se usará para transfusiones directas, y el resto se destinará a la fabricación de globulina hiperinmune, un fármaco construido a partir de plasma convaleciente.
El proceso de creación de la globulina hiperinmune consiste en reunir el plasma de los pacientes recuperados y tratarlo con calor para destruir los patógenos restantes. El resultado es un fármaco con niveles constantes de anticuerpos que puede ser fácilmente administrado a los pacientes. El medicamento se centra en el anticuerpo más común que se encuentra en la sangre, la inmunoglobulina G (IgG), que suele conferir inmunidad a largo plazo.
«Básicamente se trata de una forma que reduce la probabilidad de que pueda transmitir cualquier infección», explicó David Reich, presidente y director de operaciones del Hospital Mount Sinai, a Business Insider en abril. «Algo así podría ser útil para las personas en la fase inicial de la enfermedad o potencialmente como profilaxis contra la enfermedad».
Mount Sinai está trabajando con Emergent BioSolutions, una compañía biofarmacéutica con sede en Maryland, para desarrollar un producto de globulina hiperinmune. El grupo estudiará si el fármaco puede proteger a los individuos con alto riesgo de exposición, como los trabajadores de la salud, de ser infectados en primer lugar.
Una coalición de 10 compañías farmacéuticas involucradas en la campaña «La lucha está en nosotros» también está creando un medicamento de globulina hiperinmune. La investigación está dirigida por Takeda, la mayor empresa farmacéutica de Japón, y CSL Behring, una empresa de biotecnología con sede en Pennsylvania. Esperan determinar si la globulina hiperinmune mejora los resultados en pacientes con coronavirus con casos severos.
«Nuestro objetivo aquí no es continuar produciendo globulina hiperinmune ad infinitum», declaró anteriormente a Business Insider Christopher Morabito, jefe de investigación y desarrollo de terapias basadas en plasma de Takeda. «Nuestro objetivo aquí es tener una terapia efectiva para tender un puente hasta un punto en el que la pandemia termine porque se extingue, o porque haya una vacuna disponible, o hasta que haya muchos tratamientos más efectivos para los pacientes con esta enfermedad».
La coalición espera asegurar la aprobación regulatoria de la FDA para finales de 2020. Pero hay muchos obstáculos: las cantidades de medicamentos siguen siendo limitadas por la cantidad de plasma que la gente dona. Las compañías que investigan la globulina hiperinmune y los tratamientos directos con plasma convaleciente también necesitan probar que son seguros.
La semana pasada, Fauci aseguró que los funcionarios de la salud «todavía estaban analizando los datos» para ver si el plasma convaleciente es efectivo para Covid-19.
Noticia original: Business Insider
Autora: Aria Bendix