Arrimadas tensa la cuerda con los críticos al negarse a celebrar un congreso de Ciudadanos
Los críticos de Cs exigen a su líder que convoque un congreso ordinario tras la derrota sufrida en las últimas elecciones catalanas
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha negado a celebrar una nueva asamblea general interna porque no ha pasado ni un año desde el cónclave del cual salió elegida para ser la sucesora de Albert Rivera. La presidenta de Cs ha pedido respeto a la democracia interna, ya que «esa estrategia la aprobó más del 90% de la militancia».
Arrimadas ha recordado en una rueda de prensa telemática las cifras que la avalan ante las voces críticas que exigen una asamblea general ordinaria tras la reunión de la ejecutiva permanente.
El punto en disputa es que, según la corriente Renovadores, la formación está obligada a convocar este año un cónclave ordinario, dado que los Estatutos marcan que debe hacerse cada cuatro años. Los críticos han insistido en ello después de la debacle de las pasadas elecciones catalanas, cuando el partido pasó de 36 a 6 escaños.
No obstante, en abril de 2019 ya hubo un congreso que, afirman, fue extraordinario, hecho que no impide la celebración del congreso previsto para este año, un criterio que no comparte la dirección.
Por su parte, la actual líder de la formación naranja ha pedido «respeto a la democracia interna» del partido y ha insistido en que el proyecto que ella lidera «tiene que seguir su camino» y que todavía no se ha acabado de implantar, entre otros motivos, por la pandemia.
No descartan cambios organizativos en la formación
No obstante, la dirección del partido no ha descartado llevar a cabo cambios organizativos que han planteado algunos dirigentes naranjas después del desastre electoral de Cataluña al pedir, entre otras cosas, la ampliación del núcleo duro de dirección (actualmente son siete, incluida Arrimadas).
Esta disputa supone un nuevo capítulo en la serie de tensiones que Ciudadanos ha sufrido desde la dimisión de su anterior líder, Albert Rivera y que se ha visto agravada tras la derrota que el partido sufrió en las últimas elecciones catalanas de febrero de este mismo año.
El partido naranja ha pasado de ser el más votado en Cataluña a ostentar la séptima posición en los comicios del pasado 14-F. Esto, con el antecedente de la catástrofe electoral sufrida por Rivera en las pasadas generales (razón por la que dimitió), ha generado sendas tensiones en los últimos años en la formación.