Aragonès veta al PSC como socio para aprobar los presupuestos de 2022

El presidente de la Generalitat ha rechazado cualquier vía de entendimiento con el PSC para aprobar las cuentas de 2022. En una entrevista a la Agència Catalana de Notícies (ACN), el mandatario catalán ha asegurado que «no sería coherente» buscar el apoyo de los socialistas catalanes y reafirma el compromiso de las tres fuerzas independentistas que posibilitaron su investidura.

«No me imagino al PSC votando unos presupuestos que aplican mi acuerdo con la CUP», ha sentenciado en conversación con la mencionada agencia. El Govern insiste en recabar el apoyo de los anticapitalistas, pese a los recelos de estos ante la pasividad del Ejecutivo con la aplicación de una hoja de ruta independentista.

Las líneas rojas de la CUP

Además, el partido que lidera Carles Riera en el Parlament ha puesto varias líneas rojas ante la aprobación de las cuentas del año 2022. La CUP rechaza la ampliación del aeropuerto de El Prat, una obra reivindicada por el empresariado catalán que aporta el 7% del PIB catalán, y que Aena calcula que la ampliación podría aumentar al 9% el peso en la economía catalana.

Otra de las cuestiones que dividen a Govern y la CUP es la candidatura de los Juegos Olímpicos Barcelona-Pirineus para el año 2030. El secretario tercero de la mesa, Pau Juvillà, advirtió que este evento incentivaba el «monocultivo turístico» a partir de un modelo económico basado en la «especulación».

En la entrevista a la ACN, Aragonès ha asegurado que estos aspectos «no están incluidos» en el acuerdo de investidura, y espera que puedan entrar en vigor el próximo enero de 2022. Son dos barreras que también le separan de Catalunya en Comú, puesto que Ada Colau preside la principal institución que se opone a estos dos proyectos económicos.

La gestión de El Prat

Preguntado por la posición del Govern en ampliación de El Prat, Aragonès ha salido del paso asegurando que «cualquiera de las propuestas de futuro tiene que pasar por la gestión catalana del aeropuerto». «De nada serviría un aumento de la capacidad, si desde Cataluña no gestionamos su futuro», ha lamentado el president.

«No podemos asumir una infraestructura que se gestione a 500 kilómetros, y que no sirva para los objetivos marcados inicialmente». El jefe del Ejecutivo catalán ha asegurado que tampoco pretende marginar al Estado, que «puede tener su participación como una administración más».