Aragonès quiere cerrar un acuerdo con Junts a partir del 15 de abril
ERC pone el acelerador para sacar adelante una investidura mientras sectores de Junts plantean unas nuevas elecciones
ERC busca cerrar el acuerdo de investidura con Junts a partir del 15 de abril. Es la fecha que se han dado los republicanos para volver a la mesa de negociación y cerrar los últimos escollos. En el entorno de Aragonés desvelan que el acuerdo está «ya casi cerrado» a falta de unos flecos. Sin embargo, temen que Carles Puigdemont estire las negociaciones hasta mayo para cerrar el acuerdo en el último momento. En ERC están convencidos de que «no se va a ir a elecciones».
Uno de los aspectos que más ha molestado en Junts es que ERC cerrase antes un acuerdo con la CUP. «No sabemos realmente qué han acordado», señalan fuentes del partido. Y, por ello, ya han solicitado volver a reeditar ese acuerdo con Junts presente. Es decir, que los republicanos rompan con la CUP para firmar los tres las mismas condiciones. Un asunto que los republicanos prefieren no contestar.
La pugna por gestionar los fondos europeos también ha calado duro entre las dos formaciones. Tal y como publicó ED, los republicanos estarían dispuestos hasta que Junts estuviera al frente de una parte del área económica con tal de manejar ellos las ayudas procedentes de Bruselas.
En el partido de Oriol Junqueras piensan, además, que el ‘no’ a esta investidura es para desgastar a Aragonés y al partido. Las mismas fuentes recuerdan que la formación de Puigdemont quería celebrar comicios en verano al pensar que superarían a su formación en los sondeos. Por ello, avanzan con mucho cuidado y buscan cerrar el acuerdo a mediados de abril, aunque son conscientes de que la verdadera pugna se dará en mayo.
Junts planea apurar plazos para el pacto
Junts insiste alejar las prisas. La formación Carles Puigdemont pretende dilatar los plazos para el acuerdo con ERC en el periodo de dos meses abierto tras la votación fallida. El partido, tras su demostración de fuerza en el Parlament, pretende atar en corto a los republicanos en Madrid y descafeinar la Generalitat con el Consell per la República de Puigdemont.
Pero no todos en el partido están por el pacto, puesto que hay quien desde Junts pide forzar un adelanto electoral con la esperanza de superar a Aragonès en una nueva cita con las urnas. El partido de Puigdemont perdió el liderazgo independentista por la mínima, solo a un diputado de diferencia de su rival y potencial socio.
La tesis de algunas voces defensoras de volver a las urnas pasa por reabsorber los votos del Pdecat, que consideran que fueron determinantes para restarle apoyos a Laura Borràs y regalarle la Generalitat a Aragonès. También, por la voluntad de desgastar a su potencial socio, ante su tibieza en los postulados que propugnan la secesión.
También, hay quien desde Junts per Catalunya llama a facilitar la investidura de Pere Aragonès, pero sin querer entrar en el Govern. Voces posconvergentes ven insuficiente el pacto entre ERC y la CUP, y piden un acuerdo entre fuerzas secesionistas mucho más ambicioso que desemboque en una nueva afrenta contra el Estado.
Consellerías, Consell per la República y alianzas en Madrid: escollos de la negociación
La celeridad de Pere Aragonès por formar Govern con Junts ha sido una constante, donde ha insistido en que las diferencias con los posconvergentes «no eran insalvables». El candidato reprochó a la portavoz de Junts, Gemma Geis, que ninguno de los puntos que esgrimían para abstenerse chocaba con la hoja de ruta republicana.
Junts insistió en alcanzar un acuerdo durante la sesión parlamentaria, aunque señalaron a ERC como culpables del fracaso de las negociaciones. «Sea valiente señor Aragonès», exigía la diputada posconvergente en el segundo pleno de investidura. “Queremos un acuerdo en el que estén representados los votos a JxCat”.
Los puntos del desencuentro son varios. El más sonoro, el papel del privado Consell de Puigdemont con el que Junts pretende crear una bicefalía y descafeinar la presidencia de Aragonès. También, la voluntad de limitar los movimientos de ERC en Madrid, donde los republicanos son socios parlamentarios de la mayoría del Gobierno.
El reparto de consellerías es otro de los puntos en conflicto. Los republicanos quieren tener el control económico del Govern, y más con la llegada de los fondos europeos de reconstrucción, aunque desde Junts insisten en que la vicepresidencia debe ir aparejada –como ha sido estos últimos años– con la consejería de Economía.