Aragonès convierte su discurso de Navidad en un alegato contra el castellano en la escuela

El 'president' define a la lengua cooficial como "núcleo de la nación catalana" y exige que la mesa de diálogo "comience a arrojar resultados tangibles"

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, en su discurso navideño. Foto: Jordi Bedmar

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha usado su discurso de Navidad, cuya emisión se ha cambiado de Fin de Año a Sant Esteve –segundo día de Navidad celebrado en Cataluña–, para arremeter contra la obligación de impartir un 25% de castellano en la educación. Lo ha hecho desde la escuela Rosselló Pòrcel de Santa Coloma de Gramenet, uno de los símbolos de la inmersión, donde algunos padres pidieron en los años 80 «que sus hijos estudiasen en una escuela pública y en catalán».

«Madres y padres que querían que sus hijos e hijas aprendiesen catalán porque eran plenamente conscientes de que así contribuían a la cohesión social del país y ofrecían un futuro de oportunidades», ha asegurado. Y es que el modelo educativo ha sido uno de los ejes centrales del discurso, en el que ha defendido que el catalán es el «centro» de un sistema que ha definido como «moderno, abierto, cercano, que construye comunidad y cohesiona la sociedad».

Aragonès ha relacionado la defensa del catalán con sus políticas identitarias, al asegurar que la lengua cooficial es «el núcleo de la nación catalana». Por ello, ha querido apoyarse en viejas reivindicaciones de padres para defender la inmersión lingüística tumbada por el TSJC, y ha interpelado al profesorado para que defienda el sistema, ya que ofrece «a nuestros niños y jóvenes todo lo que necesitan para poder llevar una vida plena y en libertad».

Comunicación no-verbal: símbolos a favor de la inmersión

Pere Aragonès se ha rodeado de material educativo para vincular su defensa del modelo monolingüe con el apoyo e impulso de los derechos de la infancia y un compromiso por una educación más inclusiva e igualitaria. Juegos, libros para los niños y cuentos como «Contes de bona nit per a nenes rebels” (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes).

El president no ha perdido la oportunidad y se ha dejado ver con símbolos a favor de la inmersión lingüística, como material educativo impulsado por Maria Antònia Canals, cofundadora de la asociación de profesores Rosa Sensat, una de las entidades más beligerantes a favor de la inmersión lingüística y en contra de que el castellano también pueda ser vehicular en proporciones razonables.

También se ha rodeado del calendario de los Derechos de la infancia, las recomendaciones del Departament de Salut para la prevención del Covid-19 y, como decoración navideña, manualidades hechas por los alumnos de la escuela y un Tió, símbolo tradicional de la navidad catalana.

Ayudas por las restricciones y defensa de la mesa de diálogo

Pere Aragonès también ha hablado de las nuevas restricciones que la Generalitat ha impulsado para frenar la cadena de contagios provocados por la propagación de la variante Ómicron y la sexta ola. Al respecto, ha reconocido que son medidas «dolorosas, pero que no durarán más de lo indispensable», y ha justificado que la Generalitat las aplicara porque «la variante Ómicron ha hecho saltar todas las alarmas».

También ha destacado que el Govern va a dar ayudas a todos los sectores que se han visto forzados a echar el cierre a causa de estas medidas, como el del ocio nocturno, y ha agradecido el «esfuerzo» que tanto ciudadanos como el personal sanitario están llevando a cabo «desde el inicio de la pandemia» y «especialmente en estas fechas».

Aragonès ha mencionado la recuperación económica y el diálogo con el Estado. Ha defendido así «ofrecer nuevas oportunidades para que nadie se quede atrás» y ha evocado a lo que considera el «espíritu de superación, la imaginación, la creatividad, el compromiso social y cívico, el inconformismo y el tener grandes objetivos para el futuro colectivo», cualidades, dice, que «han formado parte de Cataluña a lo largo de la historia».

Finalmente, el president de la Generalitat ha asegurado que «2022 debe ser el año en el que se desbloquee el conflicto con el Estado y las negociaciones comiencen a arrojar resultados tangibles». Todo ello, explica, para dar respuesta al mandato de una mayoría de catalanes que «saben que la resolución del conflicto pasa por el ejercicio de la autodeterminación y la amnistía«.

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