Aniversario 6-S | «Intenté frenar todo aquello, fue una barbaridad»
Ferran Pedret (PSC) recuerda con tristeza e impotencia los plenos de ruptura del 6 y 7 de septiembre y la aprobaciĂłn de las leyes de desconexiĂłn
Ferran Pedret era portavoz adjunto del PSC durante los plenos de ruptura del 6 y 7 de septiembre. El dirigente socialista es de los que no daba crédito al ataque de los independentistas contra todas las normas básicas. «Las sensaciones que recuerdo de aquel día son de una enorme tristeza. Fue un abuso de poder clarísimo y las caras de ellos lo decían todo. Luego han intentado alterar el relato y minimizar lo que hicieron, pero creo que sin éxito», describe en una conversación con Economía Digital.
Pedret, uno de esos políticos que trata de hilar fino, que evita el verbo grueso y que ha hecho de la pedagogía una profesión explica a su académica manera lo que algunos autores llaman «un golpe posmoderno». «Una mayoría parlamentaria no lo puede todo, ése no es el principio democrático. Se forzaron todas las normas para introducir las leyes de desconexión y excluir los derechos de los grupos de la oposición. Quisieron derogar la Constitución y el Estatut desde el Parlament de Cataluña, sin competencia y sin legitimidad», deplora.
Aunque ya ha pasado un año, el ahora portavoz del PSC no está convencido de que los independentistas vean su intento rupturista como una equivocación. «No me atrevo a decir que hubo arrepentimiento aunque todos vimos sus caras. Algunas de ellas creo que hablaban por sí solas. Ellos venían a decir que no tenían más remedio que tirar adelante para cumplir con su compromiso», dice.
La ruptura
No hubo, recuerda Pedret, manera humana de hacer rectificar a los soberanistas. «En la junta de portavoces, sin la exposición a los medios, intenté provocar una reflexión para frenar todo aquello porque era una barbaridad. Era imposible. Tenía una percepción muy clara de estar asistiendo a la ruptura de consensos básicos», explica.
Para el dirigente socialista es difícil elaborar un ránking de atropellos durante aquellas sesiones parlamentarias, pero considera particularmente grave la presión a la que se sometió a los servicios jurídicos del Parlament. «Fue lamentable como se usó la institución, pese a las advertencias de letrados. No estaban acostumbrados a tanta presión pública», comenta.
Su lectura es inequívoca: «Lo que quisieron hacer fue reventar los consensos de cualquier democracia liberal. Fue incruento. Hubo un intento de desposeer a los catalanes de los derechos que nos concede la Constitución. Y todo ello desde una mayoría parlamentaria que no tiene acreditado ser una mayoría social». Irónico, Pedret añade que, eso sí, «nos dieron dos horas para enmendar su pseudoconstitución».
El panorama final, concluye Ferran Pedret, es que se ha intensificado la crisis institucional. «Quisieron poner en marcha nuevas instituciones que más de la mitad de los catalanes no consideran suyas. Y aquí el derecho se queda sin soluciones. Cuando intentas advertir de consecuencias políticas y sociales te acusan de amenazar… pues al final te encuentras con el lío que tenemos ahora», dice. Y sentencia: «No entiendo cómo es posible que no vean que vivimos juntos y mezclados, esto no es Bélgica con Flandes por un lado y Valonia por el otro».