Alerta sanitaria: Pekín suspende la venta de congelados en su gran mercado
China pone medidas para evitar que el mercado mayoritario de la capital se convierta por segunda vez en un foco de transmisión de la Covid-19
Los repetidos hallazgos de rastros de coronavirus en los envases de comida congelada han puesto en alerta a las autoridades sanitarias chinas. El Gobierno ha suspendido la comercialización de todos los productos refrigerados en Xinfadi, el principal mercado mayorista de Pekín que suministra el 70% de los productos vegetales de la capital, como medida de prevención.
La sombra de los contagios masivos todavía persigue a China. El mercado de Wuhan es considerado como uno de los posibles orígenes de la pandemia mundial de Covid-19. Para tratar de evitar que Xinfadi se convierta en un nuevo vector de contagios, los responsables de control de la enfermedad han decidido cortar de raíz el problema de los congelados.
China lleva semanas detectando restos de coronavirus en distintos productos congelados que se han importado desde el extranjero, desde paquetes de carne brasileña hasta partidas de camarón procedentes de Ecuador. Artículos procedentes de Francia, Alemania, Rusia o Países Bajos también han dado positivo recientemente.
Desde la primera vez que los científicos comprobaron que la Covid-19 podía viajar largos kilómetros a bajas temperaturas, el Gobierno china ha incrementado todos los controles de los alimentos que proceden de fuera del extranjero.
La alerta se despertó por primera vez por un foco en el puerto oriental de Quingdao que se produjo después de que dos estibadores entraran en contacto con un producto contaminado. La enfermedad se reprodujo después por la ciudad, obligando a una respuesta rápida de medidas sanitarias
El mercado de Xinfadi ya ha estado bajo la lupa
No es la primera vez que las autoridades chinas ponen medidas para evitar que el gran mercado de Xinfadi se convierta en un foco de coronavirus que reproduzca la enfermedad por toda la capital, en la que viven más de 21 millones de personas.
El centro de distribución mayorista pekinés ya fue clausurado temporalmente el pasado 11 de junio, después de que se detectaran rastros de coronavirus en unas tablas para cortar salmón de uno de los puestos tradicionales. El rebrote provocó el contagio de al menos 335 personas.
Para tratar de localizar todos los contactos, China se vio obligada a realizar test de coronavirus a más de dos millones de habitantes de la capital. Entre ellos, se seleccionó a cerca de 100.000 trabajadores de servicios de comida a domicilio, a los que se consideró un posible vector de transmisión de la enfermedad.
Las autoridades locales dieron por controlada la emergencia un mes después pero no fue hasta septiembre cuando empezaron a abrir de nuevo algunas áreas del mercado bajo estrictas medidas de control como el registro de todos los empleados o las pruebas de temperatura. Tres meses después, ha vuelto a requerir una rápida medida quirúrgica.