Alarma empresarial: «Cataluña quedaría fuera del euro y tendría serios problemas para financiarse»
Juan Rosell y José Luis Bonet advierten que un Estado catalán saldrá de la UE, lo que frenará las exportaciones y las inversiones
Los empresarios han empezado a decir alto y claro lo que hace años manifiestan en privado. Aunque en las últimas semanas hemos asistido a una batalla de organizaciones que han mostrado su apoyo y rechazo a una posible Cataluña independiente, cada vez son más los que salen del armario para explicar los efectos negativos que tendría la secesión para los catalanes.
Esta vez han sido dos de los empresarios catalanes más importantes, Juan Rosell y José Luis Bonet, los que han expresado claramente su inquietud ante el escenario que se abriría en una Cataluña independiente. A pesar de lo que dice Artur Mas, el empresariado tiene claro que un Estado catalán quedaría fuera de la UE, y del euro, y advierten de los efectos muy negativos que este hecho tendría sobre la economía y la vida de los catalanes.
Rosell, presidente de la CEOE y expresidente de la patronal catalana Foment, y Bonet, presidente de las cámaras de comercio españolas, de Fira de Barcelona y de Freixenet, firman conjuntamente un artículo publicado este lunes en La Vanguardia en el que piden diálogo para evitar «las graves consecuencias de una ruptura». ¿Cuáles son estas consecuencias? La salida de la UE, que afectaría muy negativamente a las exportaciones, a las inversiones y, por lo tanto, a las condiciones de vida».
«Serios problemas para financiarse»
«La primera pregunta que habría que responder es qué encaje tendría ese nuevo Estado en la UE. Y se debe responder con contundencia y claridad, y con total honestidad, ya que fuera de la UE y del euro la supervivencia se antoja complicada». «Cataluña quedaría fuera del euro y tendría serios problemas para financiarse», ya que no podría recurrir ni al FLA ni al MEDE «y sus emisiones de deuda se verían fuertemente penalizadas».
Además, los empresarios advierten que «las exportaciones catalanas se verían afectadas, ya que se encarecería y perderían competitividad», ya que deberían pagar aranceles, y que las inversiones «se resentirían», y auguran deslocalizaciones. «Todos estos factores se traducirían en una menor actividad y, por tanto, menos empleo y unas peores condiciones de vida», añaden.
Reabrir el diálogo
Para evitar que esto suceda, Bonet y Rosell proponen diálogo, aunque admiten que éste debe reiniciarse: «Debemos concentrar energías en aprovechar los cauces de diálogo, que en todo caso deben abrirse, para mejorar el encaje de Cataluña en el Estado, para que se reconozca plenamente la importancia de su aportación al resto de España y su peso institucional».
Así, no sólo tiran de las orejas a Mas sino también a Rajoy y a los grandes partidos españoles, a quienes piden que adapten «el exitoso pacto constitucional a la necesidad de corregir errores y desviaciones y sentar bases de convivencia de futuro»