Aguirre quiere catalanizar España, pero ¿cómo?

La ex presidenta de Madrid causa sensación en el Ecuestre, pero no encuentra eco político

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Prueba superada. El esfuerzo debería ser tan titánico y prolongado, demostrando una voluntad firme, que se antoja del todo imposible. La ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, una dirigente muy incómoda para el PP, ha propuesto la solución que más apoyos hubiera conseguido en Catalunya hace…..unos años.

Aguirre defendió este jueves en el foro empresarial que el Estado español inicie un proceso de reestructuración que permita, por una parte, la adecuación de sus instituciones a un nuevo modelo más austero, en el que se gestione cada euro con sumo cuidado. Pero, por otro lado, ese nuevo Estado debería permitir el acomodo de Catalunya, recuperando el espíritu originario de la Constitución, que quería dividir el territorio español entre nacionalidades y regiones, es decir, entre Catalunya, País Vasco y Galicia, y las diferentes regiones españolas. Es lo que Aguirre llamó como la catalanización de España.

¿Presidenta?

El empresariado presente en el Círculo Ecuestre respondió de inmediato con fervor. “Le agradecemos que venga a Catalunya, nos hace mucha falta”, le espetaba un empresario. Y, la mayoría de las intervenciones, se centraron en el futuro de Aguirre y en si aspiraba a la candidatura a la presidencia del Gobierno.

Pero, más allá del Ecuestre, las respuestas fueron escuetas. Dirigentes socialistas, los más interesados en que el PP se mueva, para que el PSOE pueda tener un papel crucial, y, por tanto, el PSC, asumiendo todos las tesis federales que defiende ahora Alfredo Pérez Rubalcaba, se remitieron al proyecto frustrado de Pasqual Maragall.

El federalismo asimétrico

De hecho, la propia Esperanza Aguirre cayó en una contradicción importante, después de aportar su explicación sobre el crecimiento del independentismo. A la pregunta de si apostaba por un Estado federal, respondió que lo defendía, pero que tampoco eso contentaría “a los nacionalistas catalanes”. Aguirre hizo broma de los apellidos de ese federalismo. “Dicen que debería ser un federalismo asimétrico, pero no sé lo que es ni a lo que se refieren. Los nacionalistas no quieren el federalismo porque significa la unión entre iguales”, sentenció.

Y ese federalismo asimétrico es el que reclamaba el ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, con la reforma del Estatut, aprobado en 2006, pero rebajado y desnaturalizado con la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010.

¿Vuelta a empezar? La dirección de Convergència Democràtica, y de Esquerra Republicana, ya no están en eso. Las burlas en las redes sociales a la conferencia de Esperanza Aguirre fueron constantes por cuadros nacionalistas.

La imagen, en el Ateneu

La conferencia de Aguirre coincidió en el día con un acto importante para el mundo nacionalista. La fundación de Jordi Pujol y la fundación Catalunya-Europa, en manos del maragallismo y de los sectores críticos del PSC, han organizado una serie de actos conjuntos para abordar la Catalunya del 2020. Y, entre Jordi Pujol y Ernest Maragall, se encontraba este jueves en el acto en el Ateneu barcelonés como ponente uno de los diseñadores de ese federalismo asimétrico, el catedrático Ferran Requejo, que ahora abraza la causa independentista.

Esa puede ser la mejor imagen en estos momentos en la política catalana. Requejo consideró, tras la sentencia del Estatut, que el viaje federal se había acabado. Y como él una parte importante de la sociedad catalana.

Pero las patronales, el propio PSC, y el mundo económico, –aunque no la totalidad del conjunto de pequeñas y medianas empresas– siguen considerando que ese acuerdo para rehacer el estado autonómico es posible y necesario.

El poder real de Aguirre

El problema que las diferentes fuentes consultadas ven es que Aguirre, en el caso de que quisiera realmente asumir el reto, lo tiene “muy complicado en su propio partido”. Ha pasado a ser, como lo fue en su momento Alberto Ruíz Gallardón, un verso suelto en el PP, aunque no entre las bases del PP, que la siguen viendo con fuerza, en comparación con la sensación de indolencia que muestra Mariano Rajoy.

Aguirre presentó, en cualquier caso, credenciales en Barcelona. Sigue siendo la presidenta del PP de Madrid, y habla ya sin tapujos de la defensa de primarias y de listas abiertas para elegir los candidatos del PP. “Hay que seguir el ejemplo de Alberto Nuñez Feijoo, que ha reclamado primarias en Galicia, porque él fue fruto también de una elección entre tres candidatos”, clamó.

Balanzas fiscales

La otra cuestión es la influencia de las tesis económicas de Aguirre en la sociedad catalana. Las patronales catalanas defienden, en gran medida, un modelo con una fiscalidad más baja. “Yo soy más liberal y más tendente a bajar impuestos que nuestro querido ministro de Hacienda”, aseguró, en alusión a un cada vez más atacado en las filas del PP Cristóbal Montoro. Y, claro, ahí, y en foros como el Ecuestre, o en las sedes de las patronales catalanas, ese mensaje siempre triunfa.

Inclusó reclamó «la máxima transparencia sobre las balanzas fiscales», para ajustar los servicios de las autonomías con los ingresos, dejando claro que Madrid y Catalunya pagan más de lo que reciben, especialmente Madrid, aunque Aguirre olvidó, en este último caso, explicar que los mayores ingresos fiscales en la comunidad madrileña se deben en gran medida a que muchas empresas, con actividad económica en toda España, tienen su sede social en la capital.

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