Varapalo de Moody’s a Mas por la ausencia de un programa de consolidación fiscal
La agencia modifica la perspectiva de Catalunya de positiva a estable y mantiene la calificación de la deuda en bono basura, al mismo tiempo que critica la falta de medidas concretas para la reducción del déficit entre las propuestas de Junts Pel Sí
No hay tregua para la Generalitat. El nuevo informe de Moody’s sobre las finanzas públicas del gobierno catalán, hecho público este viernes, lanza una dura crítica contra la ausencia de un programa concreto de consolidación fiscal de Junts pel Sí. La consecuencia inmediata, según el análisis de Moody’s, es la modificación de la perspectiva, de positiva a estable, y la práctica imposibilidad de que a corto y medio plazo (entre doce y dieciocho meses) se produzca «una mejora en la calificación» de la deuda pública, que continua en Ba2 –bono basura, a un escalón de la más baja.
Este nuevo jarro de agua fría del mundo de las finanzas internacionales a las aspiraciones independentistas de Catalunya tiene lugar cuando el president en funciones de la Generalitat, Artur Mas, sigue sin tener asegurada su investidura tras las elecciones celebradas el 27S y la victoria de la plataforma de la que era el número cuatro de la lista por Barcelona.
Posible pacto con la CUP
Implícitamente, Moody’s advierte contra las consecuencias de un posible pacto de gobierno de Junts pel Sí con la CUP. Para la agencia resulta poco estimulante desde el punto de vista económico que el «único elemento incluido en la agenda política [de Junts pel Sí] sea la hoja de ruta de Catalunya hacia la independencia», a lo que hay que unir la «muy débil posición fiscal de la región», que hace «difícil poner en práctica nuevas medidas para continuar en el futuro por el camino de la consolidación fiscal», apunta en su informe.
Sin duda, estas dificultades podrían agravarse si Junts pel Sí y la CUP establecieran algún tipo de acuerdo de gobernabilidad para los dieciocho meses que previsiblemente durará una nueva legislatura que, de manera oficial, se inicia el lunes con la constitución del nuevo Parlament. No en vano, desde algunos sectores de Convergència Democràtica se ha advertido de los riesgos de ponerse en manos de la CUP, como advirtió a principios de esta semana el conseller de Industria, Felip Puig.
Dependencia financiera
Por otra parte, la agencia recuerda también cuál es la dramática realidad de la situación financiera de la Generalitat, con una deuda de 67.900 millones de euros (33,9% del PIB), y su continuada dependencia del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).
«La situación fiscal del Catalunya es muy débil y continuará siéndolo en los próximos dos a tres años. Los ratios financieros [de la comunidad] han estado por debajo históricamente de los del resto de autonomías, con márgenes operativos más bajos y déficits de financiación más elevados que la mediana de sus pares nacionales», apunta Moody’s. Un argumento que reforzaría las tesis independentistas en cuanto a la endémica infrafinanciación de la Generalitat. La agencia, sin embargo, no profundiza en tal evidencia.
Moody’s espera que, sea cual sea el devenir de les circunstancias políticas, el gobierno central continuará sosteniendo financieramente a la Generalitat a través del FLA.
¿Más recortes?
A pesar de la compleja situación política de los últimos años y las tensas relaciones entre Madrid y Barcelona, Moody’s reconoce los esfuerzos hechos de por la Generalitat para reducir el déficit público. En 2011, éste se situaba en el 4.15% del PIB, mientras que el año pasado se situó en el 2.65%.
Tales datos han llevado a una mejora del perfil crediticio, en buena medida gracias al FLA, un «factor que «por sí solo» no logrará reducir la carga de deuda, a menos que «se implementen medidas de consolidación fiscal». Es decir, a menos que se produzcan nuevos recortes, algo de lo que no se ha hablado durante la campaña electoral previa al 27S o de lo que, en todo caso, sólo se ha hablado por pasiva, en tanto que la independencia podría ser la única forma de evitarlos.