Vacunas anti coronavirus a partir de crisálidas en España
Las dosis de la española Algenex, con una capacidad de producción de 50 millones de vacunas al año, tienen una importante ventaja en costes y en seguridad
España, actualmente, depende de otros países para la producción de la vacuna para el coronavirus. Sin embargo, esto podría cambiar pronto. Son varias las empresas españolas de fabricación de vacunas veterinarias que están transformando sus plantas de producción para poder crear viales de la futura vacuna anticovid. Una de ellas es la empresa madrileña Algenex, que tiene una capacidad para producir 50 millones de dosis gracias a su tecnología basada en capullos de la oruga de la col.
“Las crisálidas contienen millones de células en perfectas condiciones fisiológicas que pueden ser utilizadas para producir dentro de ellas la proteína recombinante que se utilizará para formular las vacunas”, explica José Escribano, director científico de Algenex, a El Mundo.
La compañía, además, está «en conversaciones avanzadas con un grupo industrial español que se asociaría con la empresa para producir la vacuna de Covid-19”, añade Escribano. De hecho, Algenex tiene tres formulaciones que va a probar en animales en septiembre. «Tanto nosotros como el grupo industrial —cuyo nombre aún no se puede revelar— ofertaremos también la plataforma para que empresas farmacéuticas como GSK, Sanofi o Novavax, por ejemplo, puedan producir en ella».
Para promover la plataforma y validar sus instalaciones, la biotecnológica española estará en estrecho contacto con el Gobierno y con la Agencia Española del Medicamento (AEMPS).
Principales ventajas del proyecto
Uno de los puntos fuertes de la empresa es que utiliza la tecnología CrisBio, que consigue superar algunos de los problemas fundamentales que plantean los modelos clásicos de producción de vacunas. La empresa puede prescindir de los biorreactores gracias a que “las crisálidas contienen millones de células en perfectas condiciones fisiológicas que pueden ser infectadas por el vector baculovirus y producir dentro de ellas la proteína recombinante que se va a utilizar para formular las vacunas”, indica la empresa.
Y prescindir de esos biorreactores es la clave para poder hacer una producción a gran escala. Su sistema, “al ser tan simple y eficiente, reduce los costes de producción, lo que hace que las vacunas puedan ser mucho más accesibles. De hecho, el precio en el mercado de vacunas veterinarias de última generación nunca superaría un euro; nosotros producimos las dosis vacunales por céntimos”, incide.
Su vacuna también tendría ventaja en cuanto al tiempo de implementación por su nivel de robotización; y de seguridad, porque “el insecto en el que producimos no soporta la multiplicación de ningún patógeno que afecte a mamíferos, ni animales ni humanos. Con esto, el producto final que obtenemos ofrece la garantía de no tener ningún contaminante peligroso para el receptor de las vacunas”.