Un grupo de filólogos presiona a Esquerra para que extinga el bilingüismo
Reclaman la aniquilación del castellano en una Cataluña independiente; con su manifiesto torpedean la estrategia integradora del propio Junqueras
El movimiento independentista quería olvidar, en los últimos años, su carácter indentitario. Las proclamas de partidos como Esquerra, que eligió a Gabriel Rufián cabeza de lista al Congreso porque habla habitualmente en castellano, podrían caer en saco roto. Un grupo de filológos catalanes han elaborado un manifiesto que se presentó este jueves en el paraninfo de la Universidad de Barcelona y que denuncia la «imposición» del castellano y reclama una reacción ante la posibilidad de que Cataluña sea un país independiente.
Unas 200 personas han firmado el documento impulsado por el Grup Koiné. Entre otros lo suscriben Joaquim Arenas i Sampera; Diana Coromines, Lluís de Yzaguirre, Josep Ferrer, Blanca Serra, o Pau Vidal.
«Los firmantes, estudiosos de la lengua, filólogos, lingüistas, docentes, escritores, traductores, juristas y profesionales de ámbitos afines, considerando la situación real de la lengua catalana y en la perspectiva del proceso constituyente que se iniciará, en breve, en Cataluña, por el mandato expresado el 27 de septiembre, se consideran con el deber ciudadano de exponer a la opinión pública lo siguiente (…)».
La lengua «endógena» es el catalán
La idea del manifiesto es que la lengua propia, «endógena» de Cataluña es el catalán, y que, a lo largo de un proceso histórico, se ha querido acabar con el catalán a través del bilingüismo.
«Constatamos que, como suele ser típico de los procesos de dominación política lingüística, el mecanismo para conseguir la implantación del castellano en Cataluña fue y continua siendo el proceso de bilingüismo forzoso de la población». Y se añade que con el régimen constitucional de 1978 «se ha reforzado la continuidad político-jurídica del castellano en Cataluña».
Con un tono que recuerda otras épocas, propias del resistencialismo de una parte del catalanismo, el manifiesto denuncia «la profunda anormalidad que significa que en Cataluña, y en el resto de países de lengua catalana, la realidad lingüística normal en un país con inmigración aparezca a menudo cambiada de arriba abajo».
«La lengua de la inmigración (pero no sólo la española) toma a todos los efectos el rol de lengua por defecto, de lengua del país, de lengua nacional, y, contrariamente, la lengua del país se convierte en algo propio de una comunidad cerrada, que se va reduciendo, y acabará desapareciendo, como suele pasar con las lenguas de inmigración. Esta anormalidad queda distorsionada por la mayor parte de las encuestas lingüísticas que se promueven».
La tónica del manifiesto es que la sociedad catalana debería tomar conciencia del supuesto problema, a juicio de este grupo de profesionales de la lengua catalana, de cara a un país independiente.
«Manifestamos la necesidad, en definitiva, de que se incorpore al proceso constituyente la voluntad de articular la lengua catalana como eje integrador de nuestra ciudadanía en un marco de asunción pública del multilingüísmo como riqueza individual y social, con todas las medidas necesarias para garantizar que todo el mundo se sienta reconocido e incluido en la construcción de un país normal, también respecto a la lengua».
En contra de las nuevas tesis de ERC
El documento no ahorra críticas a grupos políticos como la propia Esquerra, que no ha querido hacer bandera del catalán, como lengua exclusiva, en los últimos años. «Denunciamos las manifestaciones de algunos grupos políticos, que, bajo la capa de la ideología bilingüe, propone para la futura República catalana que la anormalidad lingüística actual continue siendo garantizada y se convierta en la falsa normalidad de la república».
Lo que se reclama, por tanto, es que el catalán sea la lengua vehicular, dejando al castellano como una lengua más, dentro de ese «marco de asunción pública del multilingüismo». Con ello, el soberanismo se ve contaminado, de nuevo, por los elementos identitarios, cuando, justamente, pretendía huir de ellos para aglutinar al máximo número de catalanes.