Torres declara que la Casa Real supervisaba de manera «total» el Instituto Nóos
El ex socio de Urdangarin asegura que no se tomaba ninguna decisión sin el consentimiento de Zarzuela
Diego Torres ha insistido hoy ante el tribunal que le juzga que la supervisión de lo que hacía el Instituto Nóos por parte de la Casa Real era «total», de manera que no se tomaba ninguna decisión sin su consentimiento y ni siquiera se celebraba un almuerzo de trabajo sin que lo supieran.
A preguntas de su abogado, Manuel González Peeters, Torres, como ya ha hecho en varias ocasiones durante su interrogatorio, ha afirmado que tanto el abogado del Rey Juan Carlos José Manuel Romero (conde de Fontao), como el entonces secretario de las infantas, Carlos García Revenga, tenían un exhaustivo control sobre las actividades de Nóos.
Cada propuesta se enviaba a García Revenga
Cada propuesta de proyecto que recibía Nóos, ha dicho, se reenviaba a García Revenga, pocos minutos después de su recepción, tal y como, ha incidido, prueban 250 correos electrónicos que ha aportado al sumario.
«Se reporta absolutamente cada actividad que hace el Instituto Nóos», «los niveles de detalle son impresionantes», ha explicado antes de instar al tribunal a mirar «las horas de los correos». «Cuando entra un correo, a los pocos minutos se reenvía al correo de la Casa Real de García Revenga», ha apostillado.
Contecto continuo y permanente
«No se hacia nada, ni siquiera un almuerzo con un potencial cliente» sin que lo supieran en la Casa Real, y no solo García Revenga y Romero recibían esta información, sino también «otras personas son copiadas y aparecen en los correos informando y remitiendo alguna consideración».
El nivel de comunicación era tan alto, ha indicado, que «hasta una becaria de Esade» interactuaba con el secretario de la Casa Real. Era algo «cotidiano», «el procedimiento de informar y consultar es continuo, permanente».
«Teníamos que hacerlo»
Torres ha justificado sus palabras para ilustrar al tribunal que informaban «con la mejor intención del mundo». «Simplemente teníamos una tranquilidad adicional» de que las cosas se hacían bien, ha añadido.
«¿De buena voluntad o a exigencia de?», le ha preguntado entonces su abogado sobre el carácter voluntario de ese control de la Casa Real. «Es difícil decirlo, yo tenía clarísimo que teníamos que hacerlo», ha respondido.
Tras la declaración de Torres, ha empezado la de Iñaki Urdangarin, el esposo de la infanta Cristina para quien el fiscal pide penas de entre 19,5 y 26,5 años de prisión.