Simpatizantes de Podemos reclaman un boicot a las empresas que les critiquen
El punto de mira se centra en Jazztel, Freixenet, Ikea, Mercadona, o Amazon
Rienda suelta a las ideas y sugerencias de la militancia y de los simpatizantes de Podemos. El partido que lidera Pablo Iglesias, y que tendría una posición determinante en las próximas elecciones generales, con posibilidades de gobernar, según todas las encuestas, ha ideado un foro, Plaza Podemos, para recoger y compartir todo tipo de propuestas.
Y una de las centrales es el boicot a grandes empresas que han dado un paso al frente y han decidido criticar las posiciones de «radicalidad democrática». Los simpatizantes y militantes de Podemos, no quieren medias tintas y retan el libre mercado.
En el punto de mira están compañías como Mercadona, por su política respecto a sus proveedores, o por su política laboral hacia sus trabajadores; Jazztel, porque su presidente Leopoldo Fernández-Pujals, repudió a Pablo Iglesias, al considerar que podría hundir la economía española; o TVE por el presunto trato negativo en sus informaciones contra Podemos.
Ideas y sugerencias para que las recoja la mayoría del partido
La formación de Pablo Iglesias se está ganando enemigos, a medida que concreta su proyecto. Aunque el objetivo es acercarse al centro, y buscar un electorado plural, el posible acceso al poder también provoca que el mundo económico se posicione.
Podemos organizó hace meses el foro Plaza Podemos, que utiliza un sofware (Reddit) que permite a la parroquia del partido compartir informaciones y sugerencias. Se trata de un espacio de «debate global donde cientos de miles de personas pueden participar simultáneamente», con el objetivo de «compartir textos, propuestas, enlaces, o vídeos, con todo el mundo», y «decidir entre todos cuáles son los más importantes para la mayoría».
«La publicidad más negra» contra Jazztel
En las últimas semanas las entradas, de todo tipo, se han centrado en ofrecer una respuesta a determinadas empresas. En una de ellas, firmada por Phelype, se constata la irritación de esos militantes o simpatizantes de Podemos: «Cada vez que nos atacan de forma innoble deberíamos responder con fuerza: con un boicot, pero de verdad. Para mi, TVE ha dejado de existir: la he borrado del programa y no pienso sintonizarla más. El diario El País no lo vuelvo a leer, aunque sea gratis como el digital El Mundo, lo mismo. A Jazztel, le haré la publicidad más negra que se me ocurra siempre que tenga ocasión. Si todos hiciéramos lo mismo, el poder lo tendríamos nosotros y no los que tratan de manejarnos como marionetas».
En los días previos a las Navidades, una entrada firmada por Javier-b, dejaba constancia del enojo con Freixenet, porque su presidente, José Luis Bonet, aseguró que las tesis de Podemos no «convienen a España». ¿La respuesta? «Pues estas navidades ya sabes que con Freixenet va a brindar Rajoy, porque de Podemos ni uno»
«Somos lo que bebemos y ya esta bien de tanta campaña anti Podemos, no compremos Freixenet para estas fiestas. Juntos, Podemos», firmaba LullydelMar.
Poco preparados para un boicot general al mundo económico
Los mismos militantes de Podemos son conscientes, pese a todo, de sus limitaciones. En una entrada en el foro se deja constancia, aunque con el ánimo de organizarse mejor.
«España está muy poco organizada para boicotear empresas que realizan estas aseveraciones, empresas como Apple que no pagan impuestos, (u) organizarse para no pagar las hipotecas por la ‘Estafa Inmobiliaria’. En Argentina le confiscaron el 30% de los ahorros y se rompieron bancos durante un mes, aquí se vendieron casas por 250.000 euros que hoy valen 100.000 y se siguen pagando intereses por 250.000 y no pasa nada. No lo entiendo???????», se asegura en una entrada que firma Mariano MP.
Presión a la dirección para que mantenga posiciones radicales
Los militantes y simpatizantes de Podemos, por tanto, están presionando a la dirección para que radicalicen el discurso.
La dirección de Podemos busca ampliar su espectro social, moderando su discurso. Pero su militancia le está reclamando medidas radicales, que chocan con el libre mercado.