Sánchez usará su ronda en Barcelona para un jaque con los presupuestos
El presidente quiere llevarse de Barcelona decenas de exigencias económicas de empresarios y sindicatos para forzar a ERC a votar los presupuestos
Quim Torra quiere la autodeterminación. Oriol Junqueras quiere una mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat (para acabar hablando de autodeterminación). Y Pedro Sánchez quiere aprobar los presupuestos generales del estado. Éste es el punto de partida de la visita que el presidente del Gobierno inicia hoy, jueves, a Barcelona y que tiene como plato fuerte su entrevista este mediodía (12.00 horas) con el titular de la Generalitat.
El gabinete de Sánchez sabe que va a pisar territorio hostil y que todo puede ser una gran emboscada en el Palau de la Generalitat, donde Torra ha ordenado que forme la guardia de gala de los mossos d’esquadra para recibir al jefe del Ejecutivo. No tanto, en realidad, por el respeto y los honores institucionales, sino por alimentar la estética de una reunión bilateral entre dos premiers.
Sánchez está más que avisado sobre lo que se va a encontrar: una agenda de reivindicaciones basadas en la concesión de un referéndum de independencia a Cataluña y una exigencia para amnistiar a los independentistas encarcelados. Sabe, también, que la oposición va a rugir por prestarse a una entrevista con Torra sin posibilidad de acuerdos constitucionales.
Los interlocutores de Sánchez
La visita, teme Moncloa, puede acabar siendo un enorme tiro en el pie y, por eso, el presidente ha trazado una estrategia para zafarse de la agenda soberanista. Necesita, no obstante, la colaboración de empresarios y sindicatos, a quienes ha citado esta tarde en la Delegación del Gobierno en Cataluña para salir airoso.
A eso se ha dedicado el equipo de Sánchez en los últimos días, a tratar de recibir un alud de peticiones de los agentes económicos y sociales que estén relacionadas con inversiones, fiscalidad y medidas de apoyo para la empresa y el trabajador. Cada petición en este sentido será recibida con gusto por parte del presidente del Gobierno porque cada una de ellas se podrá atender siempre y cuando haya presupuestos generales del estado.
Así que Sánchez, en una maniobra algo insólita, no sólo ha citado a los grandes empresarios, sino que ha dado hora a todo agente que ostenta algo parecido a un carnet de lobbysta. A Barcelona Global, a CC.OO, a UGT y a Pimec. Todos serán bienvenidos a la Delegación del Gobierno siempre y cuando lleven algo parecido a una petición que guarde relación con unos nuevos presupuestos.
Luego, apiladas todas las peticiones, el Gobierno ya tendrá el argumento construido para intentar llevar la agenda catalana a su terreno: «Cataluña demanda unos nuevos presupuestos, así nos lo han trasladado los agentes económicos y sociales». Y ésa será una de las bazas que usará para presionar a ERC con la votación de las cuentas, aunque los republicanos, ya se sabe, lo que quieren es una mesa de diálogo y en lo que confían es en que se ponga en marcha en un mes.
Rajoy y sus interlocutores
El gobierno de Mariano Rajoy ya intentó, en circunstancias muy distintas, algo parecido con los agentes económicos y sociales de Cataluña. Quiso demostrar Rajoy que no había un único interlocutor catalán en el Palau de la Generalitat (Carles Puigdemont), sino que también había otra Cataluña con preocupaciones a la que atender.
La entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, incluso se puso unas flores en un despacho de la Delegación del Gobierno. Pero la operación no acabó dando grandes resultados porque, como es conocido, el gobierno de Puigdemont hizo lo que se le antojó desde las instituciones y el asunto acabó con la aplicación del 155 y la condena por sedición.
Las circunstancias han cambiado, pero hay un hilo conductor que no se modifica y es que el Gobierno siempre acaba sometido a la tentación de tener que inventar algo cada vez que acude a Cataluña.