Sánchez lidera la ofensiva contra Rivera por su acercamiento a Vox
El presidente advierte a Ciudadanos de la paradoja de presentarse como un partido europeísta y "encaramarse a las instituciones" de mano de la ultraderecha
Pedro Sánchez ha encontrado la manera de hacer daño a Ciudadanos (Cs) a base de hurgar en el necesario aval de Vox al pacto suscrito entre los de Albert Rivera y el PP para controlar la Mesa del Parlamento andaluz.
El Gobierno del PSOE, sin apenas margen de maniobra dados sus 85 diputados y el portazo de los independentistas a los presupuestos, ha decidido cargar las tintas contra el partido naranja, que no solo es con el PP su principal azote, sino que, a diferencia de los populares, puede pescar votos en el mismo granero que el PSOE. O viceversa.
La ofensiva ya se evidenció el jueves, cuando tanto la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante el debate en el Senado en el que cayó la propuesta de techo de gasto del Gobierno, como el ministro y secretario de organización del PSOE José Luis Ábalos y otros dirigentes socialistas, como Ximo Puig o Rafael Simancas, cargaron contra Cs.
Y este viernes, Sánchez certificaba que ése, el del aval de Vox, es el hígado a castigar en el cuerpo a cuerpo con el partido naranja. El presidente comparecía tras el último Consejo de Ministros del año para hacer balance de los siete meses que lleva en la Moncloa, y cada vez que se refirió al pacto por la Mesa del Parlamento andaluz, salvo cuando le preguntaron específicamente por la postura del PP, prefirió poner el énfasis en la actitud de los de Rivera.
Sánchez advierte del antieuropeismo de Vox
Sánchez lamentó el rechazo de PP y Cs al techo de gasto, y consideró que “no deja de ser curioso que lo hagan el mismo día que llegan a un acuerdo con Vox en Andalucía. El oportunismo y el extremismo son nocivos para algo que reivindica este gobierno, que es la España autonómica”.
El jefe del Ejecutivo consideró “sarcástico” que Cs pida al PSOE la abstención en la sesión de investidura del nuevo presidente andaluz para evitar que sean necesarios los votos de Vox, y advirtió a la formación de Rivera que sería paradójico que, “propugnándose como un proyecto europeísta, acabe encaramándose a las instituciones apoyándose en una formación antieuropeísta como Vox”. Y aún le afeó otra contradicción. «Estar al mismo tiempo con el sentido común y con los extremistas no es posible», sentenció.
Sánchez rechazó que pueda equipararse un eventual apoyo de Vox a un presidente andaluz de PP o Cs al que él recibió de Pdecat y ERC para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa. “No es lo mismo una sesión de investidura de una moción de censura”, insistió, y se remitió a las intenciones de Vox de abolir la ley de violencia de género para lanzar una advertencia a Rivera y Casado. El Gobierno, dijo, “usará todos los instrumentos del estado para defender la seguridad y la libertad de las mujeres”.
Incomodidad en Cs
El presidente sabe que ha tocado hueso. Este mismo viernes, el secretario general de Cs, José Manuel Villegas, se afanaba en dejar claro que el acuerdo en Andalucía es solo con el PP, que su partido no negociará con Vox y que el pacto puede ser el modelo para futuros acuerdos con los populares a nivel nacional, pero si estos, advirtió, miran «al centro, y no a los extremos».
Las precisiones de Villegas llegan después de que el ex primer ministro francés Manuel Valls, alcaldable por Barcelona por una lista que cuenta con el apoyo de Cs, advirtiera el jueves de que cualquier acuerdo con los de Abascal sería «un error político y una incongruencia moral».