Rajoy trata ahora de sofocar el incendio en el PP catalán
El PP envía a Barcelona a Carlos Floriano a explicar la posición sobre el 9N a la filial que preside Sánchez-Camacho, que vive con desesperación su futuro electoral
El cabreo es enorme. En cada sesión parlamentaria, en cada acto público, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, había clamado contra la consulta del 9N. “No se hará, es inconstitucional”, había sido el latiguillo repetido una y otra vez en los últimos meses. Y, aunque Artur Mas no pudo celebrar la consulta original, los catalanes acabaron depositando una papeleta en una urna.
El PP catalán vive ahora un auténtico drama, porque no sabe qué hacer, con formaciones como Ciutadans que siguen aumentado sus expectativas de voto a su costa.
El PP admite que su presencia en Cataluña se ha complicado. Y trata de cerrar la herida. La dirección del partido ha enviado a Carlos Floriano, el vicesecretario de organización, y responsable electoral, a Barcelona para que explique este viernes a sus compañeros catalanes la posición de Mariano Rajoy sobre el 9N. Lo hará en la junta directiva del partido, e intervendrá, junto a Sánchez-Camacho, ante los cuadros del PP catalán.
Sanchez-Camacho, desfondada
Floriano suele viajar a Barcelona, pero esta vez es diferente. Se ve en la necesidad de apagar un fuego importante. Dirigentes como Dolors Montserrat, fieles siempre a la organización, pero que defienden un pequeño espacio para la singularidad de su formación en Cataluña, han quedado desamparados.
La propia Sánchez-Camacho ha perdido fuelle. En su intervención en el Parlament esta semana, en la sesión de control al President Mas, la dirigente popular, que se ha declarado “asesora” del PP sobre el 9N, tuvo otro tono de voz.
Su intervención, esta vez en castellano –alterna el uso del catalán y el castellano, forzada también por la competencia de Ciutadans– fue menos dura de lo habitual. Mas, en cambio, aprovechó para arremeter contra ella y reprocharle que anunciara que la Fiscalía se querellará contra él, dejando entrever que actúa por las indicaciones del partido.
Los votos catalanes pierden peso
Floriano, en cualquier caso, no se ha caracterizado por una aproximación al problema catalán. Pero es el responsable de la estrategia electoral. El PP no puede ahora dejar en la estacada a sus dirigentes en Cataluña, pero la cuestión que enrarece todavía más las relaciones es que, en realidad, mejorar el peso electoral en Cataluña no importaría demasiado si se piensa en el conjunto de España. Un dirigente del PP admite que “la experiencia reciente remite a esa contradicción”.
Es decir, para que el PP tenga mayoría absoluta en España, no necesita, precisamente, los votos en Cataluña.
En las elecciones generales de 2011, el PP catalán aportó 11 diputados al Congreso. Pero quedó en tercer lugar en Cataluña, por detrás del PSC, que logró 14, y por detrás de CiU, con 16, que, por primera vez, ganó en unas elecciones generales. Esos resultados son especialmente sangrantes, porque el PP catalán fue superado por el PSC, que logró los peores resultados de su historia.
¿Y en España? El PP alcanzó la mayoría absoluta, con 186 escaños, por los 110 del PSOE, los peores de su historia.
Rivera, más efectivo
Otra cosa es la aventura catalana del PP. En todas las encuestas aparecidas en los últimos meses, el PP catalán pierde peso. Y si quiere recoger el voto netamente ‘españolista’, la decisión de Rajoy de ponerse de perfil en el 9N, no ha sido una buena noticia. En ese campo, el líder de Ciutadans, Albert Rivera, está siendo más efectivo.
Rajoy, curiosamente, no habría variado su posición centrista. Acosado por los duros de su partido, y, en gran medida por el PP catalán, que había rechazado de lleno la consulta soberanista del 9N, el presidente del Gobierno optó por no perjudicar más las cosas, y mirar, casi para otro lado, cuando Mas decidió desobedecer la suspensión de la segunda consulta propuesta.
Los catalanes pudieron votar el domingo, porque Rajoy no quería satisfacer, como él mismo aseguró este miércoles, a los independentistas que se hubieran echo eco de la retirada de urnas llenas de votos. “Algunos querían esas imágenes, pero no se produjeron”, clamó el jefe del Ejecutivo.
Eso es lo que tratará de explicar Floriano a los sufridos y desesperados dirigentes del PP catalán, los grandes damnificados de Rajoy.