Rajoy desmonta al secesionismo con unas elecciones inmediatas
Rajoy justifica el 155 para recuperar el estado de derecho en Cataluña y convoca elecciones para el 21 de diciembre, negando la idea de la recentralización
Golpe de timón. Mariano Rajoy descolocó al secesionismo este viernes y desmontó a todo el movimiento independentista al convocar las elecciones al Parlament de Cataluña para el 21 de diciembre. ¿Aplicación del artículo 155 que acaba de aprobar en consejo de ministros? Sí, pero para convocar elecciones 54 días después, como marca la ley en España cuando se decide llamar a elecciones. Lo mismo que hubiera podido hacer Carles Puigdemont un día antes, este jueves, y que fue incapaz de mantener, una vez anunciado, tras la presión del soberanismo y, en concreto, de Oriol Junqueras.
Rajoy rompe todos los esquemas del independentismo y de partidos como Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, se ha aliado en las últimas semanas, al secesionismo de una forma que puede perjudicar seriamente las expectativas de la formación morada. Puigdemont, Junqueras, las entidades soberanistas, y todo el entorno de intelectuales y agitadores independentistas han lanzado un mensaje que para el conjunto de catalanes es determinante: Rajoy quiere utilizar el 155 para un supuesto proceso de centralización política, para cargarse las autonomías, porque, de hecho, nunca creyó en ese modelo, y ha arrastrado los pies desde la transición.
Con ello, se consideraba que Rajoy aprovecharía para hacerse con el control de las instituciones catalanas, y, por lo menos durante un año, no convocaría elecciones. Iglesias defiene esa tesis, y también Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, que ha jugado tanto a querer estar en todas partes, que puede quedar ahora trasquilada.
Queda en fuera de juego el soberanismo, Pablo Iglesias y Ada Colau
El presidente del Gobierno lo había anunciado con un discurso totalmente contrario: “no se suspende la autonomía, sino que se devuelve el poder a la autonomía”. Es decir, se retira a las personas que se han saltado el estado de derecho, pero el autogobierno se mantiene. Esa era la idea que defendía con más voluntad que claridad la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, bastante tocada con todo el asunto catalán, tras el 1-O.
Así, mientras Carles Puigdemont y Oriol Junqueras se reunían en el Palau de la Generalitat, con toda la plaza Sant Jaume abarrotada de soberanistas que celebraban las primeras horas de la “república”, Rajoy anunciaba las elecciones para el 21 de diciembre, con la disolución del Parlament. ¿Era el 155 o simplemente el anuncio de la convocatoria electoral?
El presidente del Gobierno constató que el 155 supone la destitución de todo el Govern, de los responsables de los Mossos d’Esquadra, y de todo el aparato del Govern para buscar complicidades internacionales para la independencia, que se plasma en el Diplocat, ese servicio exterior del ejecutivo catalán. También saltarán los responsables de las oficinas en el exterior, como la hermana de Pep Guardiola, Francina Guardiola, con plaza en Copenhaguen, en la capital de Dinamarca. Es decir, el Gobierno entrará en todo lo relacionado con la maquinaria que puso en marcha el gobierno catalán para preparar la independencia. Y la primera idea de intervenir los medios de comunicación públicos de la Generalitat ha quedado aparcada tras un acuerdo con el PSOE.
Los socialistas valoran el gesto de Rajoy, que ven una buena jugada con las elecciones para el 21D
Fuentes socialistas, precisamente, valoran el gesto de Rajoy con el anuncio electoral, que consideran una buena jugada, y que se avanza al acuerdo que se había alcanzado para celebrarlas el 28 de enero.
El secesionismo se encuentra ahora dividido. La guerra entre el Pdecat y ERC ha sido despiadada, en todos los frentes, en el Govern y las entidades, como la ANC. Los republicanos, que consideran que les llega una buena oportunidad para gobernar, han querido diezmar todavía más al Pdecat, que llegará con lo puesto a las elecciones, sin un candidato claro, porque Puigdemont no quiere seguir en política.
Rajoy todo eso lo sabe. Y no ha querido correr riesgos, con la aplicación de un 155 que, si se prolonga en el tiempo, sería muy difícil de aplicar y de sostener.
El soberanismo celebró en la noche de este viernes “la fiesta de la república”, con unas 17.000 personas en la plaza Sant Jaume y alrededores. Pero no hubo épica. No la hubo en el Parlament, con la aprobación de una resolución que proclamaba la independencia deslucida, sin alma, y con los rostros tristes de Puigdemont y Junqueras, verdadero protagonista de las últimas horas, responsable del lío que vivió el presidente catalán con su anuncio y su retirada de anuncio de elecciones.
El independentismo deberá ahora decidir, o se mantiene en la insurgencia o prepara las elecciones
Pero como ocurrió el pasado 8 de octubre, con una gran manifestación del bloque constitucional, este domingo se producirá otra concentración de esa parte de la sociedad catalana que había permanecido en silencio en los últimos cinco años. La entidad Societat Civil Catalana ha organizado una manifestación, para defender la unidad de España y la Constitución, que contará, este vez, con el apoyo del PSC y con la asistencia de su primer secretario, Miquel Iceta, uno de los dirigentes que más ha trabajado estos últimos días para encontrar una solución al conflicto, ni proclamación de la independencia ni aplicación del 155.
La solución, finalmente, la ha ofrecido Rajoy: 155, que, en realidad, es ni más ni menos que una convocatoria electoral, eso sí, sin contar, desde este mismo sábado, con el propio gobierno catalán.
En las próximas horas y días el secesionismo deberá tomar decisiones: o se mantiene en la protesta y la insurgencia, o se prepara para los comicios que serán los más decisivos de la historia reciente de Cataluña. Quien ya ha decidido –ya se verá si mantiene la posición— son los dirigentes de la CUP, que ya han asegurado que ese día, el 21 de diciembre, celebrarán una gran paella popular.