Puigdemont y Torra exigen más cesiones a Sánchez
El Pdecat mantiene su no a la tramitación de los presupuestos y exige concretar la figura del relator y la mesa de partidos para cambiar de postura
De poco le ha servido hasta ahora a Pedro Sánchez el incendio generado, incluso entre sus propias filas, por su última cesión al independentismo, la aceptación de una figura que el Gobierno denomina «relator». Apenas dos días después de que el PSC avanzara la aceptación de esa demanda del soberanismo, y de que la vicepresidenta Carmen Calvo la confirmara, el Pdecat ratificó este jueves que su intención de presentar una enmienda a la totalidad para tumbar los presupuestos generales del estado.
Eso, tras una reunión en el Parlament para consensuar la estrategia a seguir los próximos días y a la que han asistido la dirección del grupo de Junts per Catalunya (JpC) en el Parlament, los representantes del mismo en el gobierno de la Generalitat, la dirección del Pdecat y sus portavoces en el Congreso y el Senado, el presidente, Quim Torra y su antecesor, Carles Puigdemont, que intervino por videoconferencia.
El debate de totalidad de las cuentas se dirime la semana que viene, y si las enmiendas prosperan, la tramitación de los presupuestos quedará abortada a las primeras de cambio. Si, por el contrario, no lo hacen, la tramitación se puede alargar aún hasta marzo. Hasta el miércoles, que es cuando está prevista la votación, tanto el Pdecat como ERC tienen tiempo de retirar sus enmiendas. Si siguen en sus trece y no lo hacen, esa muerte súbita de las cuentas hipotecaría seriamente la continuidad de la legislatura.
El caso es que, como ya apuntó el miércoles la consellera de Presidència, Elsa Artadi, la cesión de Sánchez con la controvertida y ambigua figura del relator sigue sin convencer a los independentistas, insatisfechos con la indefinición gubernamental respecto de la propuesta, y dispuestos a apretarle las tuercas a Sánchez tanto como sea posible.
«La oferta que plantea el gobierno socialista está muy lejos de aquello que podría permitir que el Pdecat no presentara esta enmienda», sintetizó tras la reunión el portavoz neoconvergente en el Congreso, Carles Campuzano, que recordó que Artadi y el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, siguen en contacto con la vicepresidenta Calvo. «Hasta minutos antes de la votación del miércoles, la mano seguirá extendida», añadió Campuzano.
Nadie cuenta, ni en JpC, ni en el Pdecat ni en ERC, con que finalmente se aprueben las cuentas, pero otra cosa es permitir la tramitación de las mismas y dar así unas semanas más de cuello al ejecutivo y a la negociación con él, una cuestión sobre la que tanto entre los neoconvergentes como entre los de Oriol Junqueras ha habido voces divergentes. Ahora, todo apunta a que la incertidumbre se mantendrá hasta ultimísima hora.
Corrigiendo el cortocircuito entre JpC y el Pdecat
El lunes, después de que Esquerra anunciara que presentaba su enmienda, se produjo un cortocircuito entre JpC y el Pdecat,. representativo de la olla de grillos que es hoy el espectro posconvergente, cuando el portavoz adjunto del grupo parlamentario, Eduard Pujol confirmó que el Pdecat, integrado en la coalición y que es quien tiene representación en el Congreso, también presentaría la suya esta semana. Al ser preguntado por la cuestión, el partido alegó en primera instancia mediante sus portavoces que nadie más hablaba en su nombre, y solo más tarde acabó por confirmar el anuncio de Pujol.
De ahí la puesta en escena de este jueves, en la que, para reconfirmar una vez más la presentación de la enmienda, que se formaliza el viernes, se convocó en el Parlament la reunión estratégica de JpC y el Pdecat. Se trataba de escenificar así esa unidad del espacio que ERC denomina «el centroderecha independentista» a la que no se deja de apelar pero que sigue resquebrajada.
Concreciones pendientes
En cualquier caso, la función de la reconfirmación es dar otro toque de atención a Sánchez, que, si el miércoles que viene quiere conseguir el aval a la tramitación de las cuentas, tendrá que llegar antes a un acuerdo con la Generalitat en el que se concreten tanto el papel del relator como la naturaleza de la mesa de partidos sobre la cual los independentistas quieren volcar su reivindicación de un referéndum de autodeterminación, un espacio que operaría en paralelo a la comisión bilateral entre Generalitat y Moncloa, que se circunscribiría así a otras cuestiones que no excedan el actual marco legislativo.
La naturaleza de ese nuevo espacio negociador es otro dolor de cabeza para el ejecutivo central, que preferiría que no fuera más que una versión ampliada de la ya existente mesa de partidos catalanes, creada en noviembre y en la que Cs, PP y la CUP se niegan a participar. En cambio, la Generalitat insiste en que tiene que tratarse de un espacio que, además de JpC, ERC y el PSOE, incluya a Podemos.
Ahora, Sánchez se dirime entre apagar el fuego en el propio PSOE, regado con la gasolina de la protesta convocada el domingo por PP, Cs y Vox contra lo que denominan la «traición» del presidente del Gobierno, o encontrar la manera de que Pdecat y ERC detengan esa cuenta atrás para la voladura de las cuentas y tal vez de la legislatura que ya ha entrado en su recta final.