Puigdemont se impone a Junqueras en el caso Palau
El Govern mantiene el rechazo a personarse como acusación contra CDC por el caso Palau, y responsabiliza a la alcaldesa Colau, a quien acusa de “deshonesta”
Primer asalto. Por ahora. El presidente catalán, Carles Puigdemont, se ha impuesto a Oriol Junqueras en el seno del Govern y la Generalitat mantendrá su rechazo a personarse como acusación contra CDC por el caso Palau. La bronca en el seno del Ejecutivo catalán es manifiesta, pero Esquerra Republicana no quiere ir más lejos.
Los republicanos han mostrado, sin embargo, su desacuerdo y han generado grandes dudas en el Pdecat. Y es que Esquerra no ha dudado en defender las mismas tesis que Ada Colau, quien, a través de una carta a Puigdemont, reclama que se vote de nuevo en el seno del Consorcio del Palau de la Música para reabrir esa acusación a Convergència. ¿Una aproximación política de cara a la próxima legislatura? No, todavía, pero esos gestos causan nervios entre los consejeros del Govern del Pdecat, que han querido ver, por ahora, “una actuación deshonesta” en la figura de Colau. Y sirve para iniciar una larga campaña electoral.
Puigdemont se ha impuesto a Oriol Junqueras en el seno del Ejecutivo, pero sólo de momento
El rostro de la portavoz del Govern, Neus Munté, fue elocuente. El enojo de Munté fue enorme al insistir en que el ejecutivo no pensaba rectificar, y que la Generalitat no acusará al Pdecat por el caso Palau.
Pero Esquerra sabe que ha tocado una fibra sensible. El consejero de Cultura, Santi Vila, representante de la Generalitat en el Consorcio del Palau, argumenta que los republicanos no tienen por qué dudar de los servicios jurídicos de la administración autonómica, y que éstos han ido asesorando sobre todos los pasos que se debían dar.
La directora del Gabinete Jurídico de la Generalitat es Margalida Gil. Y resulta que fue nombrada –había sido secretaria general de Trabajo en el último gobierno de Jordi Pujol– en el cargo en 2011, cuatro días antes, como denunció el PSC en aquel momento, de que la Generalitat retirara la acusación a Convergència, en la primera quincena de enero de 2011.
Había sido el anterior gobierno tripartito, del que formaba parte Esquerra Republicana, el que había optado por aquella decisión, al entender que, supuestamente, se había desviado dinero del Palau de la Música a Convergència Democràtica. Vila carga la responsabilidad en Margalida Gil, pero no dice cómo y por qué fue nombrada en 2011. Se da la circunstancia, además, de que Gil es la esposa del actual consejero de Justicia, Jordi Jané.
Con todos esos elementos, el proceso judicial seguirá adelante. Para el Pdecat se trata de un mal trago. Su coordinadora general, Marta Pascal, que desea pasar página cuanto antes, tiene un complicado escenario con ese tipo de decisiones. El Pdecat no puede o no quiere ir contra sí mismo.
El proceso judicial pone a algunos de sus dirigentes ante un escenario muy complicado
Munté no descartó, sin embargo, pedir responsabilidades cuando se conozca la sentencia del caso Palau de la Música. “Una vez conocida la sentencia, reclamaremos hasta el último euro ante quien sea si ha habido perjuicios para el interés general”, aseguró tras el Consell Executiu. Pero, un segundo después, cargó contra Ada Colau, por pedir esa nueva votación en el Consorcio del Palau de la Música: “Su actuación no ha sido transparente ni honesta, conocimos el contenido de la carta –a Puigdemont– a través de un medio de comunicación, y eso es poco serio y frívolo”.
Con el argumento de que los acuerdos de los principales acusados con la Fiscalía –como Fèlix Millet, Jordi Montull o Gemma Montull– son “vergonzosos”, Munté quiso cerrar el debate: “Lo que es relevante es el posicionamiento conjunto del Govern, y no el debate existente entre partidos, que es algo lógico”.
Esas diferencias no tendrán una traducción concreta en el seno del Govern, pero si permiten a Esquerra iniciar una larga campaña electoral, dando a entender que el Pdecat sigue siendo la misma Convergència que trata de protegerse. Con Artur Mas, otra vez, detrás de toda la estrategia del movimiento soberanista. El mismo que nombró a Margalida Gil en 2011.