Puigdemont prepara una campaña contra España por inhabilitar a Torra
El aparato paradiplomático de la Generalitat lanzará una nueva ofensiva propagandística a nivel internacional para atacar a España si inhabilita a Torra
Quim Torra solo ha dado una pista sobre los planes que maneja tras su previsible inhabilitación: no piensa convocar elecciones. El propio presidente de la Generalitat lo confirmó este jueves, tal y como publicó Economía Digital, pero se guardó de dar más detalles de sus intenciones a la salida de la vista en el Tribunal Supremo. Pues bien, una de las decisiones que ya ha tomado el valedor de Torra, Carles Puigdemont, es promover una campaña de desprestigio contra España una vez el Supremo deje sin cargo a un presidente «por haber colgado una pancarta» en el Palau de la Generalitat.
El flanco internacional ha sido uno de los que ha trabajado con mayor habilidad el independentismo durante los diez años que ya dura el «procés». Los soberanistas han conseguido divulgar sus mensajes a través de decenas de medios de comunicación de todo el mundo y lo han hecho con notable éxito. Y a eso va a volver a dedicarse el aparato diplomático de la Generalitat así que se confirme la inhabilitación de Torra.
De hecho, una de las últimas medidas ejecutivas que ha tomado el gobierno de Torra, consciente de que en breve podría quedar descabezado, ha sido multiplicar sus «embajadas», que no tardarán en ser 18 sin hallar oposición alguna del Gobierno.
El anterior ministro de Exteriores, Josep Borrell, se mostró beligerante contra estas delegaciones e incluso trató de clausurar algunas. Pero su relevo, la ministra Arancha González Laya, ha hecho desaparecer los obstáculos para que la Generalitat amplíe su estructura paradiplomática.
El propio Torra ha tratado durante su presidencia internacionalizar personalmente el llamado conflicto catalán. Envió, por ejemplo, una carta a una cuarentena de líderes mundiales —entre ellos al Papa y a Donald Trump— para que mediaran en la consecución de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. El éxito de esta iniciativa es conocido: tan siquiera obtuvo respuesta.
España, Turquía, Bielorrusia
La intención de Puigdemont y Torra es intentar, una vez más, captar la atención de los dirigentes mundiales y presentar a España como un país que actúa como sin calidad democrática —al estilo de Turquía o de Bielorrusia—. Todo ello en paralelo a una intensa presencia en medios internacionales. Y así dar cuerda a lo que ojos extranjeros perciben como un «problema envenenado», tal y como describe Adolf Tobeña describe en Catañoles (ED Libros):
«Para la opinión foránea más habitual, el asunto se reduce a lo siguiente: los catalanes, esa gente tan lúdica y afable que tienen por capital Barcelona, y que han creado ese fantástico juguete para el entretenimiento global, el Barça, no se encuentran a gusto en España y les gustaría vivir por su cuenta.
Ocurre, sin embargo, que España se lo toma a la tremenda, saca a relucir su proverbial autoritarismo y ni siquiera les deja decidirlo, de manera civilizada, acudiendo a las urnas. Ha llegado incluso a encarcelar a los líderes locales que no salieron por piernas, después de organizar una consulta para saber la opinión de la ciudadanía. Eso es poco frecuente, la verdad, en las democracias occidentales y de ahí que se haya envenenado el problema. Punto final»
Torrent pone rumbo a las elecciones
La probable inhabilitación de Torra comportará que el gobierno catalán quede en funciones. Pero ERC no piensa alargar ni un solo día más de lo reglamentario la situación de interinidad, pese a los deseos del todavía presidente.
El presidente del Parlamento, Roger Torrent (ERC), no piensa ni especular un instante en este sentido y su intención, ya declarada, es activar la cuenta atrás hacia las elecciones una vez Torra sea inhabilitado en firme por el Tribunal Supremo y se confirme, asimismo, que no hay ningún candidato a la investidura para sustituirlo.
La tesis de ERC es que el independentismo no debe debilitar las instituciones en un momento «tan grave» como el actual. Junts per Catalunya, sin embargo, insiste en que hay que mantener en pie el gobierno catalán, sea como sea. En medio de este pulso, llamadado a caer del lado de Esquerra (y de las leyes), hay espacio de sobras para la propaganda de Puigdemont.