Puigdemont exige «algo más» que una protesta ante la sentencia del 1-O
La Crida de Carles Puigdemont llama a "la desobediencia civil planificada, organizada y masiva" para reaccionar a las condenas del 1-O
Una protesta contra la sentencia previsiblemente condenatoria del procés no es suficiente para el entorno de Carles Puigdemont. Quieren «algo más», aunque lo exigen desde la ambigüedad de siempre: «La desobediencia civil es una opción muy a tener en cuenta», ha sugerido este lunes secretario general de la Crida Nacional per la República, Antoni Morral, tras afirmar que la reacción del independentismo a la clausura del juicio del 1-O en el Tribunal Supremo «no puede ser una manifestación más».
Esta «desobediencia civil» debe ser «planificada, organizada y masiva», y «gestionarse de forma coordinada para que sea efectiva», dijo el representante de la plataforma que Puigdemont fundó desde Waterloo con la ayuda de Jordi Sànchez y Quim Torra. Morral, también diputado de Junts per Catalunya (JxCat) en el Parlament, insistió en la unidad ante la nueva etapa que se asoma a la causa independentista: «Habrá que buscar el consenso, aquí hemos de estar todos», dijo, en un contexto de alta tensión entre Esquerra Republicana (ERC) y la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
Las formaciones separatistas catalanas, socias en el Govern de Quim Torra, arrastran meses de tener visiones muy contradictorias en prácticamente todos los sentidos. ERC ya no esconde que uno de sus objetivos a corto plazo es dejar caer a Torra y buscar dominar la política catalana después de unas nuevas elecciones autonómicas. Y ambos partidos se han convertido, a su vez, en la diana de la ANC, que les ha criticado y de cierta forma excluído de la Diada por no asumir la vía unilateral hacia la independencia, como la entidad ha exigido durante meses.
El entorno de Puigdemont lo intenta una vez más con la «unidad»
El entorno de Puigdemont, con estas declaraciones –además de su pretensión de movilizar a los catalanes soberanistas como lo han hecho por ejemplo en Diadas pasadas, pero ahora de cara a la sentencia del 1-O–, insiste en el asunto de la unidad, incluso después de que el propio ex president afirmó en una entrevista hace unas semanas que hacer «un clamor por la unidad» ahora mismo sería incorrecto e irresponsable. Puigdemont ha tirado del pesimismo recientemente, defendiendo que «la diferencia con hace unos meses es que ahora tenemos los resultados de la teoría de la desunión».
La respuesta a la sentencia del procés es, por ahora, lo más cercano que tienen los dirigentes independentistas a un intento de unión, y el espacio postconvergente –la Crida está integrada en JxCat– es uno de los que más alto está hablando al respecto. «Se trata de ganar, hay que mirar que todas las acciones sean lo más efectivas posibles», comentó Morral, en una entrevista de Efe, avisando que los detalles de una «movilización constante y permanente» deberán de concretarse de manera «consensuada» entre los partidos soberanistas.
El diputado de JxCat aseguró que ya «hay conversaciones» para preparar «una respuesta unitaria y de país» en la que se sientan involucrados sectores «mucho más allá» del independentismo. Si bien la Diada del 11 de septiembre será una suerte de termómetro (se espera que el Supremo dicte sentencia en octubre, aunque no hay fecha definida), visto lo visto la unidad no será tan fácil de conseguir esta vez: ya hay dirigentes de ERC que han anunciado que no participarán en la manifestación independentista, y algunos políticos creen que la ANC ha entrado en una deriva antipartidos.
Morral, eso sí, rebaja de antemano la intensidad de la reacción que se pueda dar desde las instituciones, previendo que si no cuentan con «un apoyo social importante» serán muy «vulnerables». «Exigir a las instituciones que hagan cosas que no tienen el apoyo social en la calle es muy arriesgado porque podemos perder también el poder autonómico que tenemos en estos momentos», dijo. Y añadió: «La fortaleza de la sociedad civil es clave, tiene que haber una mayoría social convencida de que debe salir a la calle y responder de forma contundente a una sentencia condenatoria».