Puigdemont desafía a Rajoy con un «referéndum vinculante»
El mandatario catalán asegura que se tratará de una consulta "legal" porque obedecerá a las leyes catalanas, y que a él no le faltará ni "valentía ni coraje"
Carles Puigdemont puede convertirse en un peligro para los suyos propios, a no ser que vaya de farol para mantener la tensión y llegar a acuerdos en el último minuto. El presidente de la Generalitat quiere seguir adelante y desafía al Gobierno de Mariano Rajoy y al conjunto del Estado con la convocatoria de un referéndum «legal y vinculante», a pesar de que en su mismo partido, el PDCAT, se duda de que ese camino sea el más apropiado, con dirigentes que se inclinan por unas nuevas elecciones al parlamento catalán.
Puigdemont llegó a la Generalitat para impulsar un referéndum, y a ello se comprometió con Artur Mas, cuando éste no tuvo más remedio que dejar su cargo, ante la imposicion de la CUP para que Junts pel Sí pudiera gobernar. Y así lo anunció este viernes en su discurso de fin de año difundido en TV3. «El año que viene sea clave para el futuro de este país porque los catalanes y las catalanas decidiremos libremente nuestro futuro en un referéndum legal y vinculante», ha asegurado Puigdemont.
La ley catalana
A eso se refirió Puigdemont: «Legal porque se convocará de acuerdo con el mandato de las leyes y vinculante, porque el resultado que decidáis vosotros, ciudadanos y ciudadanas de Cataluña, será el que el Govern y el Parlament deberán aplicar sin dilaciones ni excusas».
Eso implica que el Govern de la Generalitat busca directamente un choque con el Gobierno central, que tratará de impedir el referéndum. El propio Mariano Rajoy, en su balance del año, desde la Moncloa, aseguraba, horas antes que Puigdemont, que no permitirá la celebración «de ningún referéndum».
Hasta el final…
El bloque soberanista aspira a una treta jurídica, como ocurrió con la consulta del 9N. Para ello, Junts pel Sí y la CUP tienen acordada la ley de transitoriedad nacional, que no apobrarán en el Parlament hasta el último momento. Horas, o sólo un día después, se convocaría el referéndum, para que el Gobierno no tuviera tiempo de recurrrir el decreto de convocatoaria. Con los resultados en la mano, y en función de cómo reaccione el Estado, los independentistas buscarían el apoyo de la Unión Europea, para, en el último instante, forzar un referéndum acordado con el Ejecutivo español. Pero tampoco se descarta la proclamación de la independencia desde el Parlament, y esperar los pasos del Ejecutivo central.
Se trata de la opción del Govern y de Puigdemont en concreto, que quiere ir hasta el final, hasta donde le deje el Estado.
Así, tras lamentar que «falta valentía y coraje para encarar los retos» globales, que han sido respondidos por ahora con opciones populistas, en una alusión a los triunfos electorales de Trump o al Brexit, Puigdemont ha asegurado que no será su caso. «La misma valentía y coraje que hace falta en Cataluña para abordar los retos que tenemos planteados y que no nos faltará, ya os lo avanzo, ni a mí como presidente de la Generalitat ni al Govern que presido», ha sentenciado.
¿Y el compromiso con Colau?
El presidente catalán señala que ese fue su compromiso y que lo cumplirá, como resultado de las elecciones del 27 de septiembre, que no ofrecieron una mayoría a los independentistas en el porcentaje de voto, en el límite del 48%, pero sí aportaron una mayoría parlamentaria entre Junts pel Sí y la CUP. «Cuando llegué a la presidencia de la Generalitat, aún no hace un año, recordé que el objetivo de esta legislatura era llevar al país de la post-autonomía a la pre-independencia. Y estamos cumpliendo fielmente este mandato».
¿Diálogo? Puigdemont señala que él mismo ha sido capaz de lograr «amplios consensos» sobre el referéndum, «como se demostró con la reunión de la pasada semana –con su intención de atraer al partido de Ada Colau–. Pero en esa reunión se acordó que el referéndum pudiera ser acordado con el Estado. Ahora Puigdemont toma la directa, aunque asegura que «siempre con la mano tendida, pero desde el compromiso y la fidelidad a nuestros principios».
Se inicia el 2017, y Puigdemont va directo al choque, si dentro de su propio partido se lo permiten.