Por qué Marta Pascal no pudo con Carles Puigdemont
La antigua coordinadora del Pdecat mostró su rechazo a casi todas las medidas del ex president y éste la amenazó con una fuga masiva de cuadros del partido
Marta Pascal ha representado en los últimos dos años una de las pocas resistencias que Carles Puigdemont ha hallado en su partido para imponer sus planes como líder del indepedentismo. Muchos explican el divorcio entre ambos dirigentes debido a la discrepancia que mantuvieron durante la moción de censura presentada por Pedro Sánchez, que Pascal apoyaba y que Puigdemont rechazaba. Pero los choques entre ambos vienen de lejos.
«En realidad, ella no hubiese hecho nada de todo lo que se ha hecho en los últimos tiempos y esto te lleva problemas», resumen voces de Junts per Catalunya. Estas voces recuerdan, por ejemplo, que Pascal tuvo en la dirección del Pdecat a Elsa Artadi, a Albert Batet y a Lluís Guinó —todos de la confianza de Puigdemont— y «salieron como salieron», con una dimisión forzada (marzo de 2017).
«Lo cierto es que Pascal está muy lejos de conectar emocionalmente con Puigdemont, siempre lo ha estado, pero le ha faltado fuerza para librar el duelo con él», consideran en Junts per Catalunya.
Pascal llegó a la reciente asamblea del Pdecat sabiendo que el líder huido quería su cabeza y la joven dirigente acabó cediendo su puesto de coordinadora general. «Le faltó de todo un poco. Le faltó arrojo, le faltó fuerza mediática y le faltó un equipo más cohesionado», explican quienes siguieron el cónclave del Pdecat en primera fila.
Aunque Puigdemont lleva nueve meses fuera de Cataluña, su fuerza en el universo neoconvergente ha crecido sin parar. «Enfrentarse a él hoy en día dentro de nuestro espacio es enfrentarse a una fuerza de la naturaleza. Es invencible porque ahora tiene detrás a decenas de cuadros del Pdecat dispuestos a inmolarse por él y no duda en usar esto como amenaza», describen.
Puigdemont: de outsider a líder todopoderoso
Lo llamativo es que Puigdemont nunca había sido un hombre fuerte en CDC y nunca había liderado un sector poderoso. Tan siquiera venció en el congreso fundacional del Pdecat. En aquel momento, su candidato para liderar el nuevo partido era David Bonvehí, pero no logró imponerlo debido a la guerra de familias.
La militancia del Pdecat encumbró a Marta Pascal como coordinadora general porque «los Quicos» —los seguidores de Quico Homs— no se atrevieron a lanzar a Miquel Buch (hoy conseller de Interior), el nombre que manejaban, y se pusieron detrás de Jordi Turull.
Pero la familia política de Josep Rull no quería de ninguna manera que Turull fuera el nuevo líder. «En aquel momento, Puigdemont no pintaba mucho como hombre de partido y se veía con pocas opciones. Rull, en cambio, se sentía con fuerza para cerrar el paso a Turull y viendo a Puigdemont desganado, pactó con Bonvehí que Marta Pascal (a quien Rull había convertido en portavoz de CDC) fuera la coordinadora general», rememoran en el Pdecat.
Hace dos años, Puigdemont pintaba poco en el Pdecat
En aquel momento, la mayoría de dirigentes del Pdecat tomaba a Puigdemont por poco más que un outsider con poco recorrido. Su entorno en el Parlament era suficientemente elocuente respecto a su peso en el partido: un puñado de alcaldes y tenientes de alcalde de la Cataluña no metropolitana: Lluís Guinó, Maria Senserrich, Albert Batet y David Bonvehí. «Gente que no pintaba mucho en el partido», describen.
En sólo dos años, aquel outsider se ha convertido en el todopoderoso líder del independentismo. Nadie le tose y quien le tose acaba hecho trizas.