Podemos rompe el proyecto soberanista en Cataluña
Iglesias asegura que la "casta ha insultado a los catalanes"; ofrece una relación con España que devuelve la ilusión a las clases trabajadoras ex felipistas
La ilusión. En la lucha política ese componente es esencial, como en casi todo en la vida. Y esa capacidad para creer en un futuro mejor había sido hasta ahora la gran bandera del soberanismo en Cataluña. Ante una España sin rumbo, la ilusión de crear un nuevo Estado.
Pero en los barrios, en el seno de las clases trabajadoras que más han sufrido la crisis, esa idea de romper con el resto de España, no ilusionaba. Más bien creaba desazón. Y Podemos, a falta de muchas concreciones –-como el movimiento independentista, de hecho– ha logrado una nueva conexión con capas sociales que se sentían en la intemperie y que se dieron cita este domingo en el pabellón de deportes de Vall d’Hebron, con miles de personas sin poder entrar.
Nostalgia de Felipe, y de la vieja ICV
«Casi lloro de emoción», aseguraba una joven, que no llegaba a los 30 años al salir del acto. Otros, más mayores, clamaban: «Todos los que estamos en contra del PP somos de Podemos». Y una mujer de mediana edad trataba de encontrar una respuesta al fenómeno: «Todos teníamos quejas, sobre sanidad, educación, problemas que nos afectaban directamente, pero no se vehiculaban en un proyecto, y Podemos lo ha hecho».
Los más mayores –-y los más presentes en el acto con Pablo Iglesias– no dejaban de destacar lo que denotaba el acto desde el primer minuto: «Recuerda a Felipe, aquella emoción en los mítines», señalaba uno de ellos.
También había ex votantes de ICV, no sólo del PSOE. «He votado muchos años a ICV, pero ahora Podemos es una alternativa que puede ser válida», señalaba una mujer de edad avanzada, que había defendido junto con otra señora más joven a Iñigo Errejón. «Hablaba sin ponerse nervioso, con toda tranquilidad con esos caraduras de la televisión», en alusión a sus problemas con la contratación de un estudio encargado por la Universidad de Málaga.
Ni abrazos con Mas ni con Rajoy
Pero, ¿qué dijo Iglesias este domingo, en su primer mitin tras ser elegido secretario general de Podemos?
No hubo nada parecido a un programa político, con medidas sobre tal o cual problema social o económico. Lo que señaló Iglesias es que Podemos defenderá el derecho a decidir, pero sobre todas las cuestiones que sean necesarias. Es decir, Podemos no estará por el debate soberanista, sobre la independencia de Cataluña. «¿Quiero que Cataluña se vaya? No quiero. Pero sé que la casta española ha insultado a los catalanes», aseguró. Y los aplausos fueron enormes.
También destacó por sus alusiones a Mas y Rajoy. «A mí no me veréis darme un abrazo ni con Rajoy ni con Mas», aseveró, en una referencia a la CUP, porque su líder, David Fernández, se abrazó con el President en la noche del 9N. La actitud de Fernández fue criticada internamente en la CUP, y el líder de Podemos buscó ahondar en la herida, después de que la CUP en las últimas horas insistiera en que Iglesias lo que debía decir es si está o no a favor de un referéndum sobre la independencia.
Derecho a decidir sobre los que tienen cuentas en Suiza
Lo que defendió Iglesias es decidir «sobre todas las cosas, por ejemplo el derecho a decidir que la ley no persiga a quien no pueda pagar una hipoteca, que la ley persiga a los evasores fiscales». En ese momento el clamor de los asistentes fue total.
«No me importan las pulseras, me importan las cuentas bancarias. Quienes tienen cuentas en Suiza o Andorra tienen un nombre: traidor. Traidores a su pueblo. Se llame Pujol o se llame Rodrigo Rato, no tienen más patria que su dinero», sentenció.
Y el clamor de los asistentes volvió a ser enorme cuando se definió como un vecino de Vallecas, identificado en Cataluña con los vecinos de L’Hospitalet o Cornellà, o del barrio de Ciutat Meridiana, «que le llaman también villa deshaucio». Y es que ese barrio representa, con toda su crudeza, el debate que desea provocar Podemos.
De Nou Barris a Pedralbes, pasando por Gràcia, las dos sociedades
Con los datos del último informe del Departamento de Estadística de Barcelona, es el peor barrio en cuanto a la renta disponible. Si la media es cien, Ciutat Meridiana aparece con 37,5 y le sigue otro barrio del distrito de Nou Barris, con 38,9.
En el otro extremo, como destacó Iglesias, reina Pedralbes, con 240; o Tres Torres, con 215; o Sarrià, con 189. En la media aparece Gràcia, uno de los feudos de la CUP, con 102, muy lejos de la renta de las clases trabajadoras de Nou Barris.
Ante esa realidad social, en la que el castellano está más presente que el catalán –-la lengua sigue siendo un hecho diferencial para captar la mayor o menor defensa del proyecto independentista–, como se pudo percibir en el mitin, Iglesias se refirió a la necesidad de ser de verdad soberanos.
«Soberanía quiere decir que los representantes del pueblo no representan a fondos de inversión, soberanía quiere decir que no se cambian los artículos de la Constitución cuando se recibe una llamada de la señora Merkel». Los aplausos fueron, de nuevo, ensordecedores.
Junqueras vio antes el reto, pero ha llegado de súbito
La presencia de Iglesias en Cataluña, y la respuesta de la sociedad catalana –-según las últimas encuestas— deja al soberanismo en un brete, porque ha aparecido un movimiento que desea un cambio en toda España, centrado en el eje izquierda-derecha.
Ahora, tal vez, el soberanismo ya no tendrá tiempo de plantear su debate. Ha aparecido otro actor, y parece que podría captar muchos adeptos.