Pedro Sánchez fuerza las divisiones en Podemos
Sánchez se lanza a por el apoyo de Compromís a su investidura en un intento de que todas las confluencias de Podemos rindan a Pablo Iglesias
No es casualidad, ni baladí, que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez evocara este lunes su promesa de reformar la financiación autonómica en el primer año de legislatura. En el inicio de una nueva ronda de contactos del líder socialista de cara a un segundo pleno de investidura en septiembre, las declaraciones de José Luis Ábalos –y el contexto en el que surgen– clarifican sin sombras la nueva estrategia del PSOE.
El secretario de organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones subrayó el compromiso del próximo Gobierno de reformular el esquema de financiación de las autonomías durante una visita a Valencia, donde Sánchez y su equipo se reúnen este lunes con el president Ximo Puig, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, y el diputado de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví.
Baldoví, figura de peso en el universo de Podemos, advirtió a Sánchez antes de la primera votación de la investidura, en julio, de que su formación se abstendría si no había un acuerdo para reformar la financiación autonómica, un asunto que «ha merecido apenas cuatro segundos» del discurso del secretario general del PSOE en el Congreso de los Diputados, según lamentó el valenciano en su momento.
Sánchez va a por el voto de Compromís para presionar a Iglesias
Ábalos sí que le dedicó más de cuatro segundos al asunto este lunes. El responsable de Fomento aseguró que el modelo actual «ya hace tiempo caducó» y prometió «acometer, en el primer año de la legislatura, la reforma de la financiación». Algo que no ha sido posible este año «por razones obvias de mayorías» ni en el Gobierno de Mariano Rajoy «porque no quisieron», añadió.
Comprometiéndose a ello, el PSOE se asegura previsiblemente el voto a favor de Compromís, que tiene un escaño en el Congreso. Pero el asunto no va de cantidad, sino de significado. El guiño al aliado valenciano de Podemos se enmarca dentro de una suerte de cerco a Pablo Iglesias en el que el líder de Podemos empieza a quedarse solo, fuertemente presionado por los socios y las confluencias de Unidas Podemos.
Sánchez avanzó que el primer Real Decreto de su gobierno será el de «liquidación de las cuentas para que puedan tener también tesorería las comunidades autónomas», no solo Valencia sino también el resto. Y ha adelantado «algún elemento que le puede favorecer a la Comunitat en este sentido», según Ábalos.
Precisamente, antes de su reunión con Sánchez, Baldoví manifestó: «Está bien que se reúna con las fuerzas sociales pero con quien se tiene que reunir muchas horas, mucho tiempo y si puede ser con mucha discreción es con los que tenemos que decir sí, no o abstención el día de la investidura».
El entorno de Iglesias le empuja a olvidar la coalición
Sánchez quiere romper Podemos, o la idea de Podemos con la que llegó a negociar la fallida investidura. Cada uno de los costados de la formación de Iglesias ha empezado a cargar contra la estrategia del líder morado y ha pedido apoyar un Gobierno de Sánchez aunque no sea de coalición y aunque las condiciones no sean las óptimas o las que se exigieron durante meses.
Lo ha hecho Izquierda Unida. La formación Alberto Garzón pidió en una carta, hace casi dos semanas, investir a Sánchez incluso si no hay un acuerdo de coalición, «con el fin de evitar una nueva repetición electoral». También exigió a Sánchez no ceder «ante las presiones de los poderes económicos que están trabajando sin descanso» para evitar «un gobierno de izquierdas».
Anticapitalistas también empuja a Iglesias a apoyar a Sánchez sin un acuerdo de coalición a cambio de un «acuerdo programático fuerte» calendarizado y con una comisión de seguimiento que lo monitorice. Así lo transmitió el portavoz Raúl Camargo este fin de semana, añadiendo que ir a unas elecciones en noviembre «es un peligro muy grande» para la izquierda.