La pandemia del coronavirus dispara los transtornos alimentarios
La asociaciĂłn contra la anorexia y la bulimia triplicĂł el volumen de consultas respecto a 2019: "Como este año no habĂamos trabajando nunca"
Las consecuencias de la pandemia de Covid-19 no son solo psíquicas, sino también psicológicas. Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) se han incrementado y agravado este 2020 como consecuencia de la situación generada a raíz de la enfermedad y el aislamiento social.
Las expertas en trastornos alimentarios, la psicóloga y directora de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), Sara Bujalance, y la también psicóloga y directora de la Fundación FITA, Raquel Linares, han explicado a la agencia EFE las derivadas pandémicas de la anorexia, la bulimia o el transtorno por atracón.
Bujualance ha explicado que la ACAB triplicó el volumen de consultas respecto el mismo período de 2019, y que, a partir del verano, las consultas se duplicaron respecto al año anterior: «Llevo en la entidad 13 años, y como este año no habíamos trabajado nunca».
«El TCA en sí sigue siendo el mismo, pero hemos observado que ha habido un aumento de casos y una agravación de éstos«, una situación que la psicóloga explica por la suma de dos factores: «en pleno confinamiento, se destaparon casos ya existentes gracias a la convivencia 24 horas, y toda esta situación de estrés, incertidumbre y angustia ha disparado casos en aquellas personas que ya estaban previamente en situación de riesgo».
Obsesiones «desviadas hacia otro lado»
Cataluña cuenta con unidades públicas de TCA especializadas, como el Hospital Clínic o Sant Joan de Déu para menores de edad, y Sant Pau, Bellvitge y Can Ruti para adultos, y, aunque la situación de la pandemia ha dificultado el acceso, los coordinadores de estas unidades, según Bujalance, explican que «llevan unos meses recibiendo casos bastante graves desde el punto de vista físico, que requieren un ingreso».
El confinamiento ha propiciado los casos de TCA porque, según Linares, «el ser humano necesita dos cosas muy importantes: la seguridad de que no le pasará nada y la estructura«, y cuando, de repente, esto «se tambalea», las personas que no cuentan con los recursos necesarios y que tienen «ciertos rasgos obsesivos», verán sus obsesiones «desviadas hacia otro lado».
El continuo bombardeo de mensajes acerca de dietas y deporte por redes sociales, escondidos bajo un estilo de vida saludable, también ha influido, por lo que Bujalance alerta de que «en determinadas personas, sobre todo jóvenes que ya presentan insatisfacción corporal, este tipo de mensajes son peligrosos» porque pueden motivar «conductas relacionadas con el cuerpo y la alimentación que pueden acabar desembocando en un TCA».
La recuperación de un TCA no es fácil, pues la persona que lo padece «sufre muchísimo» pero «no identifica el trastorno», lo que Bujalance llama «falta de conciencia de la enfermedad». Esto convierte el tratamiento «en todo un reto», en el que es muy importante hacer un trabajo «de explicarlo a la familia», según Raquel Linares.
Terapas online ante el confinamiento: «No sabíamos cómo funcionaría»
«Desde que se decretó el primer estado de alarma muchos tratamientos se vieron interrumpidos o perjudicados», denuncia Bujalance, aunque «algunos se han podido mantener de forma telemática». Esta modalidad de terapia en línea es la que ha adoptado FITA y los centros con los que está vinculada, «algo novedoso que realmente no sabíamos cómo funcionaría y que ha resultado un éxito», reconoce Linares, que incluso ha permitido apoyar a personas de otras comunidades o provincias que no se podían desplazar.
«Preocupa sobre todo en personas adultas que están viviendo solas y en que una situación de aislamiento como la actual puede ser muy negativa«, advierte Bujalance.
«El trastorno por atracón ha sido el gran problema con la pandemia», un perfil más asociado a personas adultas y ansiosas, según Linares, que ha explicado que estas personas «canalizan su malestar comiendo de forma compulsiva», en un proceso en que la comida se convierte en «su amiga y enemiga».
Linares ha apuntado que les han llegado muchas consultas de trabajadores sanitarios que, dado «el estrés, el estar tan en contacto con la muerte y los traumas, les han hecho recaer o debutar».