Las muertes en Holanda se disparan con el «confinamiento inteligente»
Países Bajos es uno de los pocos Estados que apuesta abiertamente por dejar que el virus circule, y solo ha extremado precauciones y evitado aglomeraciones
La polémica estrategia de los Países Bajos para adoptar un «confinamiento inteligente» para afrontar la pandemia del coronavirus está resultando ser un auténtico fracaso, puesto que el país ha registrado una de las tasas de mortalidad con la enfermedad más altas del mundo.
Países Bajos lucha ahora por aumentar su capacidad hospitalaria ante el pico de la crisis previsto en dos semanas. El país registra más de 1.650 fallecidos –lejos todavía de los casi 14.000 decesos en España– y con más de 6.600 personas hospitalizadas.
La situación de colapso es tan crítica que algunos pacientes holandeses han tenido que ser trasladados a Alemania para liberar camas, así como habilitar sala de conciertos Ahoy Rotterdam –donde se tenía que celebrar Eurovisión 2020— como hospital de campaña.
El gobierno de los Países Bajos ha rechazado las medidas más estrictas como las adoptadas por los Estados vecinos, por lo que el el Ejecutivo ha optado por un confinamiento «inteligente» o «selectivo». Holanda busca amortiguar los costes sociales, económicos y psicológicos del aislamiento social y hacer que el futuro retorno a la normalidad sea manejable, según publica la BBC.
Dejar que el virus circule
El país es uno de los pocos que ha decidido abrazar abiertamente la polémica teoría de la inmunidad grupal parecida a la que planteó en un inicio Boris Johnson. Este enfoque, frío y calculado por un experto asesor en salud global, pretende que el virus circule libremente y genere inmunidad entre sus ciudadanos.
La medida también busca extremar las precauciones, sin evitar los confinamientos masivos como en España. Los carteles animan a las personas a dejar un espacio entre sí, mientras que los cajeros llevan guantes quirúrgicos y solo en las empresas donde hay contacto físico, como peluquerías, centros de estética o prostitución –legal en Holanda– han tenido que cerrar.
Los bares, restaurantes y cafeterías que venden cannabis están cerradas, aunque hacen un gran negocio con la venta a domicilio. «Creemos que estamos conservando la cabeza fría», explica a la BBC Louise van Schaik, del Instituto Clingendael de Relaciones Internacionales.
«No queremos reaccionar exageradamente, encerrar a todos en sus casas. Y aquí es más fácil mantener a las generaciones separadas porque el abuelo y la abuela no viven en casa con sus hijos», defienden desde el Ejecutivo holandés a la cadena británica.
El Gobierno aconseja a las personas que se queden en sus casas, pero pueden salir si no pueden teletrabajar o si tienen que comprar comida o tomar aire fresco, siempre que mantengan una distancia social de 1,5 metros. También, los colegios, guarderías y universidades estarán cerradas hasta de momento hasta el 28 de abril.
Holanda, egoísta con los países del sur
Los holandeses, a pesar de ser en su mayoría favorables a la Unión Europea, lidera junto con Alemania la oposición para aliviar la carga de la deuda de los Estados del sur mediante la emisión de «coronabonos».
Ambos países pagan más a la UE de lo que obtienen de esta, aunque el enfoque «tacaño» y «arrogante» de los holandeses estaba destinado a ser contraproducente, explica a la BBC el profesor de salud global Remco van de Pas de la Universidad de Maastricht.
«Si todo el sur se derrumba, el rico norte deja de existir«, como lo expresó sin rodeos el ex presidente del Banco Nacional Holandés, Nout Wellink. Los holandeses confían en que otros países de la UE compren sus exportaciones, dice el profesor Claes de Vreese.