Pablo Casado se mueve por primera vez tras las autonómicas
El presidente del PP promociona a los marianistas, que le rinden mejor en votos que la línea dura que representa Cayetana Álvarez de Toledo
Cayetana Álvarez de Toledo va a recordar el día en que decidió cerrar una entrevista con El País en la que se olvidó del guión del partido, por la que ha tenido que suspender sus vacaciones para ser cesada como portavoz del partido en el Congreso. La diputada por Barcelona del PP no tuvo pelos en la lengua al rechazar la decisión de Pablo Casado bajo el argumento de que perjudica al partido porque limita la capacidad del PP para ampliar su base de votantes.
La reorganización del presidente del PP, sin embargo, no parece tan improvisada. Casado podría haber utilizado como excusa la entrevista de Cayetana para dar un paso sobre el que ya llevaba reflexionando un tiempo; y que también tendría un fondo electoralista, ligado a los resultados de las elecciones en Galicia y País Vasco del 12-J. Casado necesita más a Feijóo que a Cayetana porque el rendimiento electoral de la moderación y la experiencia, pesa más que el discurso más duro y las caras nuevas.
La propia Cayetana reconoció tras su cese que a ella teóricamente formaba parte del ala dura del partido -la que pelea con votantes con VOX-, pero hizo una lectura más allá: que el Partido Popular quiere contar con un discurso único a partir de ahora; en el que Cayetana no encajaba porque desautorizaba a Casado.
Por el contrario, Cuca Gamarra, muy cercana a Soraya Sáenz de Santamaría, y con un tono político más bajo que el de Cayetana Álvarez de Toledo, parece una persona de partido mucho más inclinada a no poner sus propias opiniones por delante de las del partido; y es una pieza para firmar la paz con los marianistas.
Álvarez de Toledo explicó que el ser un espíritu libre y dar sus propias opiniones y no solo las del partido, ha sido uno de los factores determinantes de su cese. Casado parece que no quiere voces disonantes en el curso político que arranca en septiembre, que se estrena con la negociación de los Presupuestos y la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Cayetana ha admitido que ella rechaza la idea de pactar esa revisión con el PSOE.
La lectura del nombramiento del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, como portavoz nacional del partido, tiene dos lecturas. O bien Casado está buscando rodearse de antiguos y nuevos políticos emergentes más empáticos y con mensajes más suaves que los de Álvarez de Toledo o Ayuso, o bien trata de anular a un posible adversario por el liderazgo del PP. Llámese José Luis Martínez-Almeida; llámese Alberto Nuñez-Feijóo, eso de unirse a un posible adversario es una estrategia política antiquísima.
Dos años de idas y venidas políticas
Casado llegó a la presidencia del PP hace apenas dos años, tras la moción de censura que sacó de la presidencia a Mariano Rajoy. En su ascenso se apoyó sobre la línea dura del partido -los llamados aznaristas-, que le ayudaron a dar carpetazo a la heredera de Mariano Rajoy, que era Soraya Sáenz de Santamaría.
Estos apoyos, permitieron a José María Aznar volver a asomarse por Génova tras años de distanciamiento con Rajoy-, no parece que hayan acabado de funcionar electoralmente y Casado está sopesando que necesita firmar la paz con algunos de los barones más fuertes, con los que no empezó con buen pie su etapa en la presidencia; con un distanciamiento que ha durado tiempo.
Alberto Nuñez-Feijóo es uno ellos y le ha demostrado a Casado este verano que la estrategia marianista da vida a gobiernos más fuertes que los intentos por reunificar al centro derecha, que al menos en el País Vasco no ha cuajado.
Los resultados de las elecciones autonómicas del 12 de julio son evidentes. Nuñez-Feijóo revalidó su mayoría absoluta, con un resultado brillante, mientras que el Partido Popular con su alianza con Ciudadanos apenas logró seis escaños en Euskadi. Carlos Iturgaiz, líder del PP vasco, fue una de las apuestas de Casado.
Desde Economía Digital Galicia destacan que uno de los guiños hacia Feijóo -que en las etapas de máxima tensión con Casado incluso dejó caer que, a lo Cayetana, él también podría ir por libre- es el ascenso de Ana Pastor, con la que el presidente gallego mantiene una muy buena relación.
¿Tranquilidad para Casado?
En cualquier caso, el cese de Álvarez de Toledo no asegura su silencio o su complicidad. La diputada, por el momento, se resiste a abandonar su escaño. Hasta cuándo aguantará, y hasta dónde llevará la defensa de sus puntos de vista dentro del partido está por ver.
Por el momento, ya pretende desmarcarse de la estrategia legal. Tras sentirse desamparada por su partido, que no quiso pagarlo según la versión de la diputada, Cayetana pretende llevar al Tribunal Constitucional que el Congreso haya retirado del acta su intervención en el hemiciclo, en la que llamó terrorista al padre de Pablo Iglesias.