Navarro, ninguneado en la manifestación del 1 de mayo
El líder del PSC explica por carta carta a los militantes socialistas el incidente que sufrió en Terrassa
Comienza a ocurrir un fenómeno en la vida política catalana. Algunos dirigentes, al margen de la existencia de una mayor o menor tensión, o de crispación política, son ninguneados por una mayoría-minoritaria soberanista. Le pasa en los últimos días a Pere Navarro, el líder del PSC, después de que asegurara que sufrió una agresión en un acto privado en Terrassa.
Este mismo jueves, en las manifestaciones del 1 de mayo, Navarro no ha podido ni atender a los medios de comunicación, al verse rodeado por personas que le gritaban que era un “mentiroso”. El hecho es que la propia delegación del PSC en las marchas con sindicatos se ha visto físicamente apartada.
La muestra de esa marginación de los socialistas catalanes se ha comprobado justo antes del inicio de la manifestación del 1 de mayo. El punto de encuentro de todos los participantes era la céntrica plaza Urquinaona de la capital catalana. Tras la pancarta principal, protagonizada por UGT y CCOO de Catalunya, los distintos colectivos se encontraban bajo sus propias insignias.
Críticas a la ANC
La reivindicación más importante la han protagonizado los trabajadores de Alstom. Con su petición propia, la de salvar sus empleos en el proceso de venta internacional, precedían a Iniciativa-Verds, y a los independentistas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC).
Los portadores de la estelada no seguían la tónica general del resto de manifestantes. E, Incluso, se llevaron algún reproche en voz baja. “Hoy es el día del trabajador, pedir la independencia no toca”, señalaban dos sindicalistas al pasar por su lado.
El PSC, invitado algo molesto a la fiesta
Pero con caras serias y con banda sonora propia (de Raimon), han aguantado el chaparrón de los sindicalistas de forma algo más llevadera que la delegación del PSC. Ellos han recibido algunos apoyos.
Entre las banderas rojas, verdes y republicanas, alguna que otra estelada se salía del bloque ANC. Más animados estaban los militantes y simpatizantes de Izquierda Unida, los siguientes de la cola. Suyas eran la mayoría de banderas tricolores en el 1 de mayo en Barcelona. Incluso han sacado a la calle los viejos estandartes del desaparecido PSUC.
Y unos cinco metros más al fondo, cuando parecía que se terminaba la manifestación, llegaban, poco a poco, los manifestantes del PSC. En este caso, la separación era física. Como invitados algo molestos a la fiesta.
La carta de Navarro
El PSC, por tanto, no está pasando sus mejores momentos. Cuando Pere Navarro ha tratado de hablar con los medios, ha sido increpado al grito de “mentiroso”, justamente por haber dicho que fue agredido por una mujer en un acto privado en Terrassa el pasado domingo, relacionándolo con el proceso soberanista.
Navarro ha enviado una carta a los militantes del PSC, precisamente, para explicarles ese incidente mientras se dirigía a una celebración familiar en Terrassa. En la carta, Navarro narra cómo sucedieron los hechos para desmentir las «distintas interpretaciones y versiones». Y asegura que “es inaceptable que se estén tergiversando los hechos y no aceptaré que me conviertan en sospechoso».
En esta ocasión, Navarro ha dejado de lado el supuesto clima de crispación de la vida política catalana, pero ha afirmado que el incidente pone de relieve «las líneas rojas que ninguna sociedad democrática puede permitirse traspasar».
Lo que ocurrió «realmente»
En la carta, Navarro defiende que es importante que los afiliados del PSC conozcan lo que ocurrió “realmente”. Según el primer secretario del PSC, una mujer de “mediana edad” se le acercó, le insultó y le dio un puñetazo. Seguidamente, se marchó de forma apresurada. “Esto es lo que pasó y lo que he puesto en conocimiento de los Mossos a través de una denuncia», ha afirmado.
Navarro, eso sí, ha querido restar algo de trascendencia al asunto, al entender que los reproches de la gente se deben asumir por parte de los dirigentes políticos. En todo caso, la violencia no se puede aceptar, aunque no la vincule esta vez con el proceso soberanista. “La violencia no se debe tolerar en ningún caso. Soy muy consciente, porque también lo he vivido en mis 10 años como alcalde, que los representantes públicos debemos hacer frente al malestar de la ciudadanía y que esto forma parte de nuestro trabajo. Ahora bien, en ningún caso la violencia física tiene justificación”, ha sentenciado.
Pese a esos esfuerzos, Navarro aparece en muchos círculos políticos y sociales como un dirigente de segunda fila, pese a representar al PSC, un partido central en la vida política, económica y social de Catalunya desde la transición.