Nadia Calviño: una tecnócrata de vocación
La nueva ministra de Economía regresa a la política nacional después de una etapa en Bruselas marcada por la ortodoxia financiera
La ministra de Economía de Pedro Sánchez, Nadia María Calviño Santamaría (A Coruña, 1968), es, para muchos, una gran desconocida. Economista y abogada, ni siquiera en su ciudad natal la identifica mucha gente, ya que siendo niña se mudó a Madrid, donde su padre, José María Calviño, trabajó como letrado, además de ocupar la dirección general de Radio Televisión Española entre 1982 y 1986, con el Gobierno de Felipe González.
Por lo que cuentan de ella, la ministra de Economía, madre de cuatro hijos, es una apasionada del cine de los años 50 y de la cocina, con un carácter alegre, pero rigurosa a la hora de tomar decisiones importantes, como buena tecnócrata que es. Habla con fluidez el inglés y el francés, además del castellano, y se defiende en alemán, idioma en el que acredita un nivel intermedio.
Del despacho a la arena
La aventura en el Gobierno de Sánchez será su primera vez en un puesto político de envergadura, aunque no debería suponer ningún problema para una mujer que ha logrado llegar a lo más alto de la escala funcionarial europea por la vía del mérito profesional, algo de lo que se siente “orgullosa”.
Tras ascender a la Dirección General de Presupuestos de la Comisión Europea, Nadia Calviño dio por cumplido un sueño. Le preguntaron entonces por si se dejaría querer por la política, pero en aquel momento no parecía ser plato de su agrado.
Por lo visto, en 2006, antes de ser nombrada número dos de la comisaria de Competencia europea Neelie Kroes, estuvo a punto de poner rumbo a París como delegada comercial de la embajada de España y abandonar el Ministerio de Economía que entonces dirigía Pedro Solbes, en el que ella ejercía como directora general de Competencia.
Fue la única vez en la que tuvo que dar un paso atrás en su meteórica carrera. No fue voluntario, sino que la creación de una secretaría general para Ángel Torres por debajo de David Vegara, entonces secretario de Estado –y uno de los nombres que junto al de Calviño sonaban en las quinielas para ocupar el puesto de ministro– provocó su pérdida de peso en el departamento.
Ayuda a Galicia
Para esta nueva etapa quizá pueda pedir consejo a una de sus amistades en Galicia, que no es otro que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, cuyo nombre suena cada vez con más fuerza para liderar el PP tras el adiós de Rajoy. De momento ya cuenta con la bendición de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y con el plácet de Bruselas, donde afirman que su nombramiento “son buenas noticias para España y para la Unión Europea”.
Pedro Sánchez ha elegido para manejar sus finanzas a una mujer metódica, ambiciosa y con experiencia en las instituciones europeas que tendrá por delante la ardua misión de negociar con Bruselas los presupuestos comunitarios para que España no se quede sin los fondos para sus políticas agrarias y pesqueras, entre otros.