Mas intercede por Puigdemont para evitar la ruptura total con el Gobierno
Mas intercede por Puigdemont y aparece como el ‘moderador’ frente a la ANC y la CUP, que reclaman recuperar la declaración de independencia
Artur Mas siempre ha estado ahí. Nada que ver con aquel título de la película de los hermanos Cohen, The Man who wasn’t there. Ha presionado con un plan radical para que el Gobierno reaccionara y se inclinara por un pacto, y ahora busca todo lo contrario, e intercede por el president Carles Puigdemont para evitar una ruptura total con el Gobierno que provocaría la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Mas ha aparecido para reclamar a la ANC y la CUP que no presionen más de lo debido, que volver a la declaración de independencia, después de haberla dejado suspendida, supondría una situación peor, con la posibilidad de que se suspenda la autonomía y entrar en un camino sin salida, sin tener, además –hecho crucial—ningún apoyo internacional.
En las últimas horas, Puigdemont ha recibido las visitas en el Palau de la Generalitat de sus consejeros, con los que se reunió, pero también de Mas, y de los dirigentes de la ANC y de Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, que, precisamente, acuden este lunes de nuevo a declarar ante la Audiencia Nacional, junto al Major de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero. Y conoce la posición de su partido, el Pdecat, a través de tres nombres clave, la coordinadora general, Marta Pascal, el diputado en el Congreso, Jordi Xuclà y el consejero Santi Vila, amigo personal.
Esa es, precisamente, la cuestión determinante. Puigdemont ha redescubierto que tiene un partido, que pertenece al Pdecat, y que éste ha recuperado la memoria y es consciente del temor que causa –entre pequeños y medianos empresarios, entre las clases medias urbanas bienestantes, entre las clases medias con posibles de las ciudades y comarcas de interior, entre los numerosos alcaldes del territorio– la posibilidad de una declaración de independencia que lleve al Estado a aplicar el artículo 155 de la Constitución, pero, lo que es peor, a una situación de caos que sea aprovechada por la CUP y los sectores de izquierda radical.
Mas lo sabe. Puigdemont también. ¿Pero qué salida tiene? El presidente catalán medita la respuesta que le dará a Mariano Rajoy antes de las diez de la mañana de este lunes. Una de las opciones es mantener la ambigüedad, con una reflexión política que pase por no dar marcha atrás, pero apostando por el diálogo, con la idea de traspasar, de nuevo, la pelota a Rajoy. La opción de decir que no pasó nada, que no hubo declaración, con lo que el Gobierno no aplicaría el 155 y abriría un camino de diálogo con la oferta de una reforma constitucional a partir de 2018, no se contempla. Sería una renuncia que Puigdemont no podría soportar.
El miércoles y el jueves se celebará un pleno en el Parlament ya trascendental en el que la CUP podría no asistir
Pero Artur Mas insiste en otra posibilidad que ha cobrado fuerza en las últimas horas. Sin renunciar, Puigdemont podría convocar elecciones ejerciendo su potestad como presidente de la Generalitat, según las fuentes nacionalistas consultadas. “Se acabará al final en elecciones, el problema es que es mejor que las convoque el propio Puigdemont”, se asegura. Eso podría suceder o antes del lunes, o justo entre el miércoles y el jueves, –hay un pleno convocado en el Parlament esos dos días– porque el jueves es el día límite que le ha dado Rajoy a Puigdemont para que rectifique, en el caso de que diga el lunes que, efectivamente, declaró la independencia en el Parlament el pasado martes. La convocatoria de elecciones sería el resultado de la pérdida de apoyo de la CUP, que todavía no ha decidido si acudirá a ese pleno.
Mientras eso sucede, mientras Mas sigue en el Palau de la Generalitat como si fuera él el president, la presión de la ANC, que no tanto de Jordi Sànchez, –un dato no menor, al recordar que Sànchez no dejará en la estacada ni a Mas ni al Pdecat— y de la CUP es intensa. La entidad soberanista y la formación anticapitalista piden que se anule la suspensión de la declaración, y que “se proclame la república” para que el Estado aplique el artículo 155 a un naciente estado catalán, buscando un respaldo internacional que no se intuye por ninguna parte.
La ANC y la CUP quieren que Rajoy, si aplica el 155, lo haga con una república catalana ya declarada
En esa situación, la CUP está dispuesta a movilizar al conjunto de la sociedad catalana, con algaradas en las calles, con una presión que aterroriza, precisamente, al Pdecat, que quiere, en algún momento, recuperar su espacio político y volver a empezar.
La dirección del Pdecat recuerda que la Unión Europea no ofrece apoyos, y que sería entrar en un túnel negro, con una situación económica que puede ser cada vez peor. Preguntado por este cronista un hotelero de Barcelona, con intereses en toda España y en Europa, argumenta que las reservas para los próximos meses en Cataluña han bajado en picado. La alarma es cierta y de qué manera en sectores que se siguen identificando con el Pdecat en la medida en que este partido es sucesor de la ex Convergència Democràtica.
El esquema de Mas, curiosamente, sigue siendo el mismo que hace unos meses. Se intenta organizar el referéndum, no se puede por la prohibición del Gobierno, se presiona desde la calle, y, al no ver nada posible, se convocan elecciones para lograr obtener una mayoría independentista más sólida que la actual. Ese es el discurso de Mas en la Cámara de Comerç de hace unos meses, donde dio a entender que no descartaba ser candidato, aunque no podrá hacerlo porque aún no han transcurrido los dos años de inhabilitación, tras la sentencia del 9N, que, además, todavía no es firme. La diferencia con lo programado por Mas es que hubo cargas policiales excesivas, imágenes feas en los medios internacionales, y a eso se agarra el bloque soberanista para reclamar la independencia frente a un estado «opresor».
Mas y el Pdecat plantean que Puigdemont pueda convocar elecciones antes de que se aplique el 155
Junto con Mas, aunque con algunos matices, está David Madí, que quiere aumentar un poco más la tensión, según las mismas fuentes, para acabar convocando elecciones.
El hecho sorprendente es Esquerra Republicana, que ha comenzado a levantar la cabeza, después de actuar de perfil en los últimos meses. Oriol Junqueras defiende que se declare la independencia, con la secretaria general de ERC, Marta Rovira, un tanto confusa e irritada, que actúa como si no hubiera sido informada de todos los pasos de Puigdemont.
Es decir, todos los partidos están jugando ya en clave electoral, y se miran de reojo, uno de los grandes males de la política catalana.
El Gobierno le ha brindado a Puigdemont una salida, al constatar, como hizo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que nadie en Europa entenderá que se ofrezca diálogo, que se invite a Puigdemont a explicarse en el Congreso y que se apueste por una reforma constitucional que apoya con determinación el PSOE. El problema, según fuentes nacionalistas, es que “no se concreta nada, ni se dibuja un pacto con Cataluña”.
Lo que está en juego, por tanto, es que el Gobierno establezca una relación bilateral con el gobierno catalán, algo a lo que no está dispuesto Mariano Rajoy.
Puigdemont deberá decidir. Pero ahora la sombra de Artur Mas es, de nuevo, muy alargada. Y el que fue responsable de una huida constante hacia delante, desde 2012, aparece ahora como el supuesto estadista. En cualquier caso, una gran parte del Pdecat apoya ya, para curar su espanto, sus tesis para no caer en el abismo.