Mas en su investidura: promete un país perfecto y olvida mencionar la corrupción

El presidente reitera que su mandato sólo durará 18 meses en un nuevo intento para lograr el apoyo de la CUP

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Día intenso (por no decir histórico) en el Parlament. Por la mañana se aprobó la resolución independentista para crear la república catalana. Por la tarde, Artur Mas pronunció su discurso de investidura. El president, que busca a la desesperada el voto de la CUP para su reelección, prometió un país perfecto, pero olvidó mencionar la corrupción.

La CUP no quiere ver a Mas ni en pintura, porque lo vincula con la corrupción y los recortes. El president podría haber aprovechado su discurso para seducir a los anticapitalistas y alejar de su persona esos estigmas. Pero ha dejado que la ocasión se le escapase de las manos. No ha hecho ni la más mínima referencia al 3%, ni al clan Pujol, ni a las sedes embargas de CDC, ni a la detención del tesorero de su partido…

España nos roba

Lo único que dicho sobre esta cuestión es que en la Cataluña independiente las administraciones públicas serán muy transparentes. Tampoco ha entonado en mea culpa en relación con los recortes. Lejos de asumir que su Govern ha mutilado el presupuesto en educación, sanidad y derechos sociales durante los últimos años, Mas ha recurrido al viejo discurso de siempre: España nos roba.

«Cataluña tiene recursos para ser uno de los países más avanzados de Europa, si hubiéramos tenido un estado propio, no habría habido recortes», ha asegurado durante un discurso de hora y media en el que ha recurrido en varias ocasiones al victimismo al arremeter contra el Gobierno español por imponer un límite de déficit a las autonomías, por no invertir lo suficiente en infraestructuras en Cataluña o por infrafinanciar la sanidad…

«Bienestar, progreso, equidad, justicia, libertad…»

Todos esos agravios desaparecerán cuando Cataluña sea independiente, siempre y cuando Mas sea presidente, porque en el nuevo y perfecto país de Mas habrá «bienestar, progreso, equidad, justicia, libertad, empleo, más salud, formación, equidad, cultura, transparencia en las instituciones…» Y no sólo eso, en la nueva Cataluña desaparecerá la discriminación y aumentará la esperanza de vida.

Sin aplauso de la CUP

¿Han convencido estas promesas a la CUP? No parece, porque los diputados de la formación anticapitalista no han aplaudido el discurso del presidente. Quizá lo han hecho como una represalia, porque Mas no ha movido ni una pestaña cuando esta mañana la representante de la CUP Anna Gabriel ha formulado su parlamento en favor de la resolución independentista.

Mañana, los jefes de los grupos de la oposición responderán al president. Luego se procederá a la primera votación de investidura. La CUP decidió el sábado en una asamblea que celebró en Perpiñán que no hará presidente a Artur Mas. Por eso, se espera que la sesión de mañana deje las cosas tal y como están ahora: empantanadas.

Cesiones de Mas

Las negociaciones continuarán. Mas ha cedido mucho. De hecho su discurso ha tenido varios guiños hacia los anticapitalistas: ha prometido un banco público, una sanidad para todos en la que también se atenderá a las personas inmigrantes sin documentación… Y ha concluido con una de esas frases grandilocuentes a las que es tan aficionado: «¿qué es preferible el coste de la sumisión o el precio de la libertad?»

También ha reseñado en varias ocasiones que, si es presidente, lo será por un breve espacio de tiempo, sólo por 18 meses, porque la que se inicia es una legislatura constituyente y cuando esté listo el texto de la nueva constitución catalana, se celebrará un referendo y se disolverá el Parlament.

Último intento

Es el último intento para conseguir el respaldo de la CUP. Si este martes no hay acuerdo, se celebrará una nueva votación el jueves. Si de esa ronda tampoco sale un nuevo president, hay tiempo hasta el 9 de enero para tratar de desencallar las cosas o para proponer un candidato alternativo. Si nada de eso se logra, habrá nuevas elecciones a finales de febrero y principios de marzo.           

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