Mas contará con los socialistas a partir del 10-N
El President mantiene su apuesta por seguir gobernando aunque no pueda celebrar la consulta soberanista
La política catalana lleva años girando en una gran montaña rusa. Ningún dirigente político es capaz de trazar planes a medio plazo. Y tras la confesión de Jordi Pujol, admitiendo que tenía una cuenta bancaria en Andorra sin declarar desde hace 34 años, el proceso soberanista ha sufrido un enorme shock emocional. Avanzará, pero las fuentes consultadas entre las diferentes fuerzas políticas, admiten que costará mucho de digerir.
La cuestión es que llega el momento de la verdad. Y el President Artur Mas está dispuesto a cumplir su guión a rajatabla. Fuentes del Govern aseguran que su decisión de que los catalanes puedan votar se hará efectiva. Y que, en todo caso, si no se puede garantizar un referéndum real, –sin que el 9 de noviembre se convierta en una charlotada– ya se encontrarán los argumentos más apropiados para aplazarla.
En todo caso, Mas no quiere renunciar con la excusa de que el Tribunal Constitucional no se lo permite. Ni Convergència, ni una parte importante de su Govern –no así algunos consellers, como Santi Vila— ni la Asamblea Nacional Catalana, (ANC), pueden admitir que sea el TC, al que siguen culpando de la actual situación de conflicto por la sentencia del Estatut de 2010, sea el gran protagonista.
Entrevista con Pedro Sánchez
Mas tiene en la semana que se inicia ahora algunas citas de gran relevancia. El próximo jueves protagoniza un encuentro en la Cambra de Comerç, con el empresariado catalán. Previamente, el 3 de septiembre, se entrevistará con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, quien el mismo día se coordinará con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Ese encuentro, formal, porque es la primera visita de Sánchez tras ser elegido como nuevo líder socialista al Palau de la Generalitat, pueder ser, sin embargo, determinante. Sánchez quiere impulsar una reforma de la Constitución, e iniciar una colaboración con CiU. Los socialistas son conscientes de que sin un buen resultado en Cataluña, nunca podrán volver a la Moncloa. Pero para ello deben ofrecer un proyecto creíble, después de una enorme desconexión con Cataluña en los últimos años.
Sin embargo, la pieza que puede cambiar el tablero en Cataluña es Miquel Iceta, consciente, también, de dos cuestiones: Mas quiere seguir gobernando, pase lo que pase tras el 9 de noviembre, –otra cosa es si podrá o no y se verá forzado a adelantar las elecciones– y tratar de agotar la legislatura, y la otra es que ni CiU ni el PSC pueden permitirse unas nuevas elecciones.
Aplausos por Iceta
En Convergència, aunque siempre se recela de los socialistas, el nombre de Iceta ha resultado un bálsamo. “Ha puesto orden, tranquilidad en el PSC, y, aunque rechaza muchas cuestiones del Govern, defiende las decisiones institucionales”, se asegura.
El hecho es que CiU no podrá contar con Esquerra Republicana, si, finalmente, no se produce la consulta del 9 de noviembre. Su presidente, Oriol Junqueras, ha dejado muy claro que no piensa colaborar con la federación nacionalista, y que se olvide de pactar unos nuevos presupuestos.
El PSC tampoco puede aparecer ahora como el apoyo parlamentario que necesita CiU. Pero si se puede producir una colaboración que permita a Mas seguir en el Govern. Los alcaldes socialistas siempre han defendido esa opción, y el problema se podría centrar en Barcelona, donde el candidato socialista a la alcaldía, Jaume Collboni, debería compaginar su dura crítica al alcalde Trias con un necesario apoyo a CiU. Difícil.
Esquerra sólo puede ganar
Iceta, en todo caso, va trazando pasos. Y se aproximará también a Josep Antoni Duran Lleida, quien anunció que buscará una plataforma de centro para reforzar el papel de Unió, para recuperar el espacio perdido en beneficio de Esquerra Republicana, debido al proceso soberanista.
Mas, según las mismas fuentes, sigue pensando en la incorporación de algunas figuras socialistas, identificadas con el catalanismo político, que reforzarían el nuevo clima con el PSC, aunque éste sólo ofrezca apoyos periódicos al Govern desde el Parlament.
El riesgo, en todo caso, es muy alto para las dos formaciones políticas. Esquerra está en la mejor posición posible, en la de “win-win”. Sólo puede ganar. Si hay consulta el 9-N, gana. Si se aplaza, debido al recurso del Tribunal Constitucional, gana. Y si se produce esa aproximación entre CiU y PSC, que el propio Junqueras ha dejado entrever en las últimas semanas, también gana.
La clave, en las municipales de 2015
Las municipales de mayo de 2015 podrían erigirse en el gran termómetro de la política catalana. Un mayor poder territorial le acercaría al Palau de la Generalitat.
Es decir, una decisión beneficiosa a corto plazo para CiU y PSC, puede ser muy beneficiosa para Esquerra a medio y largo plazo y contraria a los intereses de las dos fuerzas políticas que han sido centrales desde la transición.
A no ser que todo cambie de nuevo, de forma vertiginosa. La política catalana siempre ofrece muchas sorpresas.