Los pactistas del PP fuerzan a Casado a primeros acuerdos con el PSOE
Ana Pastor sienta las bases con el Gobierno para un entendimiento a nivel sanitario que comenzará a fructificar la semana que viene
Cada vez hay menos miedo en el PP a llevar la contraria a Pablo Casado. Incapaz de decantarse por una oposición moderada o una oposición a cara de perro, figuras con peso en el partido han decidido tomar la iniciativa y empujar con fuerza hacia los acuerdos con el PSOE. Y nadie personifica mejor este esfuerzo que la expresidenta del Congreso y ahora diputada, Ana Pastor, que está sentando las bases para un entendimiento con el Gobierno a nivel sanitario.
A la vista de que cada vez más voces en el PP defienden la moderación (de Alberto Núñez Feijóo a Alfonso Fernández Mañueco), Pastor, que hasta ahora había optado por una línea prudente en la comisión para la reconstrucción, ha acelerado ahora en busca de una aproximación al Gobierno que, previsiblemente, se traducirá en que populares y socialistas vayan de la mano en el Congreso para tramitar iniciativas en la línea de reforzar el sistema sanitario.
La expresidenta del Congreso, destacada figura del marianismo, ha trabado una relación fluida con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y ha sentado bases para el entendimiento. Cabe decir que el propio Illa las favoreció al reconocer de forma pública el acierto de Pastor en su época como ministra de Sanidad (2002-04) con la creación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias —epicentro de la gestión de la pandemia del coronavirus en estos meses— y, desde entonces, hay guante blanco entre ambos.
Es precipitado intuir que vaya a cristalizar un pacto de Estado a nivel sanitario, tal y como ofrece el PP, pero no es descabellado puesto que el ministro de Sanidad ya ha expresado a la dirigente del PP su voluntad de buscar este tipo de acuerdo.
«Mano tendida» entre PP y PSOE
Pero antes de un pacto de semejante envergadura, PP y PSOE han colocado las primeras piedras para acuerdos inminentes no tan ambiciosos. En concreto, para que la llamada «nueva normalidad» no cobre forma jurídica de decreto convalidado en el Congreso, sino de proyecto de ley, de tal manera que los populares puedan introducir enmiendas y, así, hacer suya la norma. «Mano tendida», repite Pastor una y otra vez.
La portavoz popular en la comisión para la reconstrucción ha optado por medir las críticas al Gobierno. Si bien es cierto que el citado decreto —al que Pastor se refiere como «el decreto de metro y medio» por considerar que simplemente regula el distanciamiento físico de los ciudadanos— no puede interpretarse como una modificación de calado, también lo es que abre paso a la discusión de reformas estructurales.
Pretende la veterana dirigente del PP la futura integración del Centro Nacional de Epidemiología y del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, y también que el Instituto de Salud Carlos III vuelva a depender del Ministerio de Sanidad.
Todo ello forma parte del diagnóstico institucional que la dirigente del PP ha realizado sobre la pandemia y todo ello, acepta el Gobierno, puede someterse a debate sin líneas rojas. Así que en su negociación, la cifra de muertos por el coronavirus no aparece como un elemento insuperable a pesar de la indignación que han suscitado las deficientes estadísticas del Ministerio de Sanidad.
El Gobierno constata un cambio en el PP
El Gobierno, a través de Illa, se ha puesto de cara para los acuerdos con el PP añadiendo cortesías a la negociación. De una parte, recuerda el ministro de Sanidad, el PP ha gestionado la sanidad española y, de otra parte, tiene la titularidad ahora en cinco comunidades españolas.
«Tienen experiencia en ello y me parece que es una magnífica noticia que usted, en nombre de su grupo, se abra a que hablemos de esto y yo le digo que siempre vamos a tener la mano tendida y vamos a hacer los máximos esfuerzos para llegar a un consenso lo más amplio posible», ha trasladado Illa a Pastor.
Pastor, Rajoy y Sáenz de Santamaría
Mientras Pastor acelera hacia el pacto, Rajoy reaparecerá en público durante la campaña gallega para arropar a Núñez Feijóo en lo que resulta una especie de acción coordinada del marianismo para reivindicar el conservadurismo de baja temperatura que caracterizó su etapa en el PP.
Quien, casual o no casualmento, también ha vuelto a escena ha sido otra marianista, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, quien perdió ante Casado el congreso del PP que sirvió para poner fin a la era Rajoy.
La que fue mano derecha de Rajoy, protagonista de un encuentro virtual organizado por el Foro de Marcas Renombradas Españolas, no dudó en desaconsejar la agresividad política que se atribuye al círculo que rodea a Casado. «Creo que defender las convicciones en el fondo no es un obstáculo para ejercer la moderación en la forma. Pero yo no sé si la moderación en estos tiempos de polarización está de moda», dejó ir este jueves. Quizá sí que lo esté.